Biografías por órden alfabético

Zea Aguilar, Leopoldo


Nació en México, Distrito Federal, el 30 de junio de 1912. Sobre el origen de su familia: “Creció en un ambiente humilde al lado de su abuela Micaela, quien vendía dulces, tejía y planchaba ropa para subsistir, pero que en sus ratos libres disfrutaba de la lectura al lado de su nieto”.1

En 1936 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, al mismo tiempo que estudiaba Derecho en la respectiva Facultad y trabajaba como mensajero en Telégrafos de México.

En 1938 se inscribió en el curso de Filosofía de José Gaos, quien leyó un trabajo suyo sobre Heráclito, ante lo cual –narra el propio Zea–,

dijo que había leído mi trabajo y preguntó si había estado en Madrid, dije que no, “porque usted –dijo– tiene toda la Escuela de Madrid y eso que usted hace didáctico lo que [José] Ortega [y Gasset] ha dado personalmente, nunca lo ha escrito, ha sido Xavier Zubiri quien lo dio a conocer luego. Entonces ¿usted cómo la conoció?” –preguntó– “No la conocí –respondí– he llegado por otra vía”. Desde entonces se interesó en mis trabajos.2

El maestro José Gaos lo recomendó con Alfonso Reyes, quien le ofreció un sueldo en El Colegio de México, para que se dedicara exclusivamente a los estudios filosóficos y dejara los jurídicos, lo cual aceptó. Luego el mismo Gaos le sugirió como tema de tesis el estudio del positivismo en México, con lo cual se interesó en la filosofía mexicana y más tarde se dedicó completamente a la filosofía latinoamericana.

Recibió en 1943 el grado de maestro, y en 1944 realizó su doctorado en Filosofía como investigador becario de El Colegio de México.

Al escribir un artículo sobre las relaciones conflictivas entre Norteamérica y Latinoamérica, publicado en Cuadernos Americanos, en el cual sostuvo que Estados Unidos era sólo una imitación de los paradigmas europeos, William Berrien de la Fundación Rockefeller le propuso hacer un viaje por las universidades estadounidenses a ver si cambiaba su opinión, a lo cual accedió, y entonces visitó Nueva York, Yale, Chicago y Harvard, y confirmó su opinión.

A pesar del resultado adverso, la misma Fundación Rockefeller le financió de 1945 a 1946 un viaje por Latinoamérica. Entonces visitó ciudades de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Perú, y se fue relacionando con los intelectuales de esos países, con quienes más tarde publicó un número de la revista Latinoamérica.

Enseguida el doctor Silvio Zavala lo invitó al Instituto Panamericano de Geografía e Historia para dirigir el Comité de Historia de las Ideas, cuyas investigaciones culminaron con la colección Historia de las ideas en el siglo xx, con trabajos en torno de la filosofía de Brasil, Uruguay, Perú, entre otros.

En la unam desempeñó las siguientes responsabilidades: en 1942 sustituyó en su cátedra de Filosofía al doctor Samuel Ramos en la Escuela Nacional Preparatoria; al retirarse el maestro Antonio Caso de su cátedra de Filosofía de la Historia lo propuso para que lo sustituyera e impartió tal cátedra como titular por más de cuarenta años; y de 1954 a 1965 fue maestro investigador del Instituto de Estudios Filosóficos.

En la misma Universidad Nacional fue: de 1948 a 1953 secretario y de 1966 a 1970 director de la Facultad de Filosofía y Letras; de 1970 a 1973 director de Difusión Cultural, miembro de la Comisión Editorial, director del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos en 1982; y director del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de 1982 a1988.

También fue profesor de la Escuela Nacional de Maestros de 1943 a 1944, e investigador de El Colegio de México de 1947 a 1953.

En la administración pública federal fue jefe de los departamentos de Cooperación Intelectual y de Estudios Universitarios de la Secretaría de Educación Pública de 1953 a 1955, secretario de la Comisión Permanente del Consejo Consultivo de la unesco de 1953 a 1954, director de Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (iepes) del pri en 1959, director general de Relaciones Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores de 1960 a 1966, coordinador general de la Federación Internacional y de la Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe en 1982, y coordinador general de la Comisión Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de dos mundos en 1988.

En su labor como editor fue director de la revista Cuadernos Americanos a partir de 1985, de Tierra Nueva en 1940, de las colecciones México y los mexicanos e Historia de las ideas en América, del anuario Latinoamérica y de las revistas Deslinde y de la Universidad de México. Sus colaboraciones fueron publicadas en Letras de México, El hijo pródigo, Revista de Cultura de Caracas, Venezuela; Universidad de La Habana, Cuba; además en los periódicos El Nacional, Novedades, Excélsior y El Día de la Ciudad de México.

Más de treinta de sus trabajos se publicaron en inglés, francés e italiano y más de setenta en español.

Los títulos de sus libros y ensayos fueron: Superbus Philosophus (1942); El positivismo en México (1943); Apogeo y decadencia del positivismo en México (1944); En torno a una filosofía americana (1947); Ensayos sobre filosofía de la historia (1947); Dos etapas del pensamiento en Hispanoamérica (1949); Conciencia y posibilidad del mexicano (1952); La filosofía como compromiso (1952); América como conciencia (1953); El Occidente y la conciencia de México (1953); Introducción a la filosofía (1953); La filosofía en México (1955); América en la conciencia de Europa (1955); Esquema para una historia de las ideas en Iberoamérica (1956); Del liberalismo a la revolución en la educación mexicana (1956); América en la historia (1957); La cultura y el hombre en nuestros días (1959); Latinoamérica y el mundo (1960); Ensayos sobre México y Latinoamérica (1960); Antología del pensamiento social y político de América Latina (1964); El pensamiento Latinoamericano (1965); Latinoamérica en la formación de nuestro tiempo (1965); Antología de la filosofía americana contemporánea (1968); Definición de la cultura nacional (1969); La esencia de lo americano (1970); Los precursores del pensamiento latinoamericano contemporáneo (1971), Latinoamérica. Emancipación y neocolonialismo (1971); Dependencia y liberación en la cultura latinoamericana (1975); Dialéctica de la conciencia latinoamericana (1976); Filosofía de la historia de América (1976); Simón Bolívar (1980); Latinoamérica en la encrucijada de la historia (1981); Filosofía de lo americano (1983); Discurso sobre la marginación y la barbarie (1988); entre otros.

En la Sociedad Interamericana de Filosofía fue miembro y presidente. Y se le otorgaron distinciones y condecoraciones de Italia en 1963, de Yugoslavia en 1963, de Perú en 1966, de Venezuela en 1982 y 1985, de España en 1985 y de Brasil en 1989.

Lo honraron con el doctorado honoris causa las universidades de París y la Academia de Ciencias de Rusia en 1984, de Montevideo y la unam en 1985, de La Habana y de Santiago de Chile en 1997.

En 1980 se le adjudicó el Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; en 1988 el Premio unam, y el 26 de octubre de 2000 recibió la medalla Belisario Domínguez del Senado de la República de México.

El 26 de mayo de 1994 la Universidad de Guadalajara le otorgó el doctorado honoris causa, e inauguró el Programa de Recuperación del Pensamiento Latinoamericano de la misma Universidad.

El 9 de junio de 2004 falleció en la Ciudad de México, y fue inhumado tras recibir el homenaje de la comunidad universitaria. La unam se comprometió a honrar su memoria con la reedición de su obra escrita.

Juicios y testimonios

Edgar Montiel: “Cuando el joven y espigado Leopoldo Zea entregó emocionado su primer trabajo a la revista Letras de México, nunca pensó que así iniciaba un largo viaje a las entrañas ignoradas de la razón americana. Ya desde ese breve ensayo, el joven Zea exponía los temas que serían la obsesión de toda su vida: contribuir a la fundación de una filosofía de la circunstancia americana”.


Luis Villoro: “El desarrollo nacional le debe mucho al pensamiento de Zea, su vida estuvo ligada a la Universidad pero no es sólo la universidad, es toda la cultura nacional”.


Irene Zea: “A los diez años quedó impresionado al ver el cadáver de Emiliano Zapata. Sus 92 años de vida le permitieron fundar el Partido Nacional Revolucionario, hoy pri. Fue un priísta convencido, porque en sus orígenes era un partido democrático que congregaba a todas las fuerzas sociales, campesinas, obreras y populares”.


Referencias
  1. Leticia Sánchez et al., “Adiós al filósofo bolivariano”, Público, Guadalajara, 10 de junio de 2004, p. 40. ↩︎

  2. Edgar Montiel, “Leopoldo Zea. Travesía en busca de la razón americana”, Revista de la unam, México, núm. 424, mayo de 1986, p. 11. ↩︎