Desarrollo histórico (1791-1821)


En el capítulo iv se reseñó, como lo disponía la Real Cédula de Fundación del 18 de noviembre de 1791, que el presidente de la Real Audiencia de Guadalajara, Jacobo de Ugarte y Loyola en su calidad de vicepatrono real de la Universidad, y el obispo fray Antonio Alcalde y Barriga, nombraron al primer rector, José María Gómez y Villaseñor.


Una vez concluidas las celebraciones inaugurales, se inició la vida académica universitaria propiamente dicha, con las primeras lecturas de las cátedras y las incorporaciones de los grados académicos de los doctores, que hicieron viable la integración y la instalación del Claustro Universitario.1


Referencias
  1. Ante la imposibilidad de localizar el que suponemos el “Libro Primero de Claustros de Doctores de 1792 a 1810”, tan sólo se presentan algunos acontecimientos de los primeros años de la vida universitaria con base en fuentes secundarias. Y se presume la existencia, ya que hasta ahora autores como Juan Bautista Iguíniz, José Cornejo Franco y Carmen Castañeda, no lo han citado en sus investigaciones, y en el catálogo de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, no está registrado. Y en cuanto a las sesiones de los Claustros de Consiliarios, sus registros de actas inician hasta 1799. ↩︎



Primer Claustro Mayor o de Doctores

Fue integrado por los doctores: Pedro Díaz Escandón, Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, José María Gómez y Villaseñor, Francisco Esteban Morales y Ruiz, José Apolinario Vizcarra, Juan María Velázquez y Delgado, Francisco Javier Figueroa, José Simeón de Uría y Berrueco, Juan José Sánchez Leñero y José Ángel de la Sierra; y los licenciados Juan José Moreno y Pizano y Salvador Antonio de Roca y Guzmán. Todos profesionistas graduados en otras universidades, residentes en el territorio de la Intendencia de Guadalajara, y que incorporaron sus grados a la novel institución.1

El 15 de diciembre de 1792 la universidad celebró por primera vez a su patrona principal, la Inmaculada Concepción de María, con una misa en el Templo de Santo Tomás que ofició el cancelario Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, y en la cual ocupó la cátedra el rector José María Gómez y Villaseñor.

Primera graduación y segundo concurso de oposición

La primera graduación de la Universidad se verificó el 20 de abril de 1793, al recibir el bachiller José María Bucheli y Velázquez el grado de licenciado en Cánones y el 28 del mismo mes y año la borla doctoral.

El bachiller José María Villalobos sustentó el acto de toda filosofía,2 que debió ser el primero en su género, el 4 de julio de 1793.

En agosto de ese mismo año se verificaron las oposiciones a la cátedra de Prima de Cánones, al quedar vacante por la renuncia del doctor José María Bucheli, quien había obtenido una prebenda en la Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe en México. Fueron opositores el bachiller Mariano Casela Gárate y los licenciados Mariano Mendiola, Jerónimo Pulgar, José María Fernández de Ulloa y Francisco Antonio de Velasco, y resultó este último ganador por unanimidad de votos de la Junta que debió presidir el obispo diocesano,3 aunque en ese momento la sede episcopal se encontraba vacante por el fallecimiento repentino del obispo Esteban Lorenzo de Tristán, y en consecuencia le correspondió presidir al vicario capitular de la Diócesis, el deán Salvador de Roca y Guzmán.

El 18 de octubre de 1793, festividad de san Lucas, con la solemne misa en la Iglesia de la Universidad y la oración académica, dieron inicio los cursos lectivos.

Función solemne a la patrona universitaria

El Claustro Pleno, reunido el 20 de junio de 1793, acordó imprimirle toda la solemnidad posible a la celebración de la Inmaculada Concepción de María.

Así, el domingo infraoctavo al 8 de diciembre de cada año, acudiría el rector “bajo de mazas, y [con] sus correspondientes insignias”4 al Convento de San Francisco de Asís, para traer la imagen de la Inmaculada Concepción, conduciéndola en lucidísima procesión al Templo de la Universidad, llevándola en hombros a la derecha el rector y a la izquierda el guardián del Convento:

Los Colegios van por delante: después algunos religiosos de las demás comunidades que se incorporan con la nuestra [la franciscana], y todos llevan vela en mano, que la costea el Claustro, y así llegan a la Universidad, donde se cantan las vísperas, a que asisten todos, e igualmente al panegírico [predicando un doctor revestido con capelo y borla], que inmediatamente se sigue.5

Al día siguiente se celebraba una misa, a la que asistía la comunidad universitaria en pleno y los miembros de la Orden Franciscana, y regresaba procesionalmente la imagen de la Virgen al Convento de San Francisco de Asís. Esta celebración era conforme se practicaba en las universidades hispánicas, y muy particularmente en la de México.

El 15 de abril de 1794 el rey Carlos IV, por cédula real expedida en Aranjuez, admitió el ofrecimiento de la Provincia de Nuestra Señora de la Merced de México para impartir graciosamente una cátedra de Teología en la Universidad.

Primer acto mayor de Medicina

El 7 de julio de 1796, el bachiller José Mariano García Diego y Moreno –el primer médico que egresó de la Universidad– sustentó el primer acto mayor de Medicina, dedicado al Ayuntamiento de Guadalajara. Lo presidió el catedrático de Prima de Medicina doctor Mariano García de la Torre, y el sustentante defendió

todas las Instituciones médicas de Herman Boerhaave: del primer libro, y de cien parágrafos del segundo de Cirugía expurgada de Juan Gorter: de la explicación de la Florificación del sistema de Limneo por don Antonio Palau, expositor de Botánica de Tournefort: de Catorce questiones médico-legales de Paulo Zacchias: de la Chímica de mr. Macquer y de los ocho libros de Aforismos de Hipócrates.6

Fue tal la pericia de la que hizo gala el sustentante, que el Claustro Pleno decidió otorgarle el grado de bachiller en Medicina.

El 3 de diciembre de 1796 tomó posesión del Obispado de Guadalajara el doctor Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, quien dotó al edificio universitario del aula mayor o general, para la celebración de los actos académicos solemnes.

De junio a octubre de 1798, el Ayuntamiento y la Universidad entablaron una discusión debido a que ésta había retirado un fondo de cien pesos anuales destinado al pago de un profesor de primeras letras.

El presidente de la Real Audiencia, Jacobo de Ugarte, envió un oficio a la Universidad ordenándole que continuara la dotación, ya que era producto de un legado piadoso, o bien que informara las causas de la suspensión. A lo cual respondió el Claustro Universitario que del citado fondo piadoso de acuerdo con la real orden del 23 de agosto de 1791 se aplican los sobrantes a gastos de cera de oblata y demás gastos de sacristía y, en consecuencia, no había un fondo de donde dotar la mencionada plaza.

El 19 de agosto falleció el presidente de la Real Audiencia y primer vicepatrono real de la Universidad Jacobo de Ugarte, quien fue sustituido provisionalmente por el oidor decano Francisco de Saavedra, quien dispuso que para determinar si la Universidad debería continuar dotando la plaza del maestro de primeras letras, habría que consultar los documentos que había citado el síndico del Ayuntamiento. Al no encontrarse dichos documentos en el archivo del Ayuntamiento se le enteró al presidente de la Audiencia interino para que en consecuencia resolviera.7

El doctor Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, al ascender a la dignidad de chantre del Cabildo Eclesiástico, dejó su oficio de cancelario de la Universidad el 26 de junio de 1799, siendo sucedido como tal por el doctor Juan José Moreno y Pizano.8

Elaboración del primer proyecto de constituciones

El 23 de julio de 1799 los doctores José María Gómez y Villaseñor, José Ángel de la Sierra, Juan María Velázquez, José Simeón de Uría, Francisco Antonio de Velasco, Francisco Antonio Padilla y Domingo Chávez entregaron el proyecto de las constituciones universitarias que les había encomendado elaborar el Claustro. Dicho proyecto fue enviado luego al nuevo vicepatrono real Fernando Abascal y Souza, y previo dictamen y enmiendas que realizaron el cancelario, el asesor de Gobierno y los fiscales de la Audiencia, fue presentado al rey de España. El encabezado dice “Año de 1800. Constituciones para el Gobierno de esta Universidad, Estudio General de la ciudad de Guadalaxara capital del Reino de la Nueva Galicia, formadas por el rector y Claustro”.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 17999

Presidido por el rector y con la asistencia de ocho consiliarios, reunidos en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto para celebrar el primer escrutinio para la elección de rector, a cuyo fin fueron citados por cédula ante diem, leída ésta por el secretario universitario Santiago Alcocer, con las constituciones provisionalmente aprobadas –hasta la quinta– y que tratan, a saber: de las cualidades que haya en el que ha de ser electo rector, cuáles le impiden serlo y la forma de su elección. Se procedió a verificar el primer escrutinio, sentando primeramente que cada uno de los señores consiliarios tenía acción de proponer para el efecto al sujeto que juzgasen más oportuno.

Y habiendo el señor rector propuesto al deán Salvador Antonio de Roca, al chantre Manuel Esteban Gutiérrez y al prebendado Juan José Leñero, los tres canónigos catedralicios y doctores de la Real Universidad, les pareció a todos que se les debería tener presentes para la votación por ser muy idóneos, y cuyas cualidades están conformes al espíritu de las constituciones, pero que no encontrando razón alguna que en la vigente legislación prohibía a los vocales proponer al actual rector, y menos aún privar a la Universidad de un tan sabio gobierno, debiéndole desde luego tenerle por presentado para el mismo empleo, y que como tal entrase en urna con los tres señores anteriormente nombrados.

Luego de escuchar esto, su señoría el rector protestó que los quebrantos de su salud de ninguna manera le permitían exponerse a recibir una carga que en adelante no pudiere llevar, y por lo tanto se hallaba impedido de aceptar el distinguido honor. Al no cesar en su empeño los consiliarios, el señor rector argumentó que ya llevaba siete años en el cargo y que las constituciones prohibían la reelección. A lo que contraargumentaron que, siendo esta la primera elección, no estaba comprendida en la constitución referida, ya que clara y manifiestamente hablaba de reelección, la que no podía haber en el actual rector que no había sido electo, sino nombrado.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1799

Presidido por el rector y con la asistencia de ocho consiliarios, para verificar el segundo escrutinio para la elección del rector, no se estimó su excusa para no ser incluido en la urna, considerando oportuno y aun necesario incluirlo entre los propuestos. A lo que contestó el señor rector que le obligaban las insinuaciones de este Cuerpo a aceptar ser propuesto.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1799

Presidido por el rector y con la asistencia de los ocho consiliarios reunidos en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, para la elección del rector de la Universidad. Antes de la votación uno de los consiliarios expuso su recelo o temor que le había venido después del segundo escrutinio, de que la constitución sobre la que antes se había inhabilitarse al actual señor rector, por haberse excedido en este empleo desde la erección de la Universidad, lo que en descargo de su conciencia lo hacía presente, añadiendo que para mayor seguridad se procediera a la postulación prevista para el caso de inhabilidad a la Universidad, que en su concepto y de todos seguramente resultaba de la continuación en el oficio del actual rector. Esta opinión fue apoyada por otro consiliario y debatida por los seis restantes, quienes sostuvieron, basados en la misma constitución, que no había reelección del doctor Gómez y Villaseñor.

El señor rector expresó que se reservaba su voto, y revocó su consentimiento para entrar en urna y en caso de ser electo renunciaría, pero abrazando a cada uno de los consiliarios dejándose mutuamente en libertad, se verificó la votación secreta, de la cual resultaron siete votos para el actual rector y sólo uno para el doctor Juan José Sánchez Leñero, quedando canónicamente electo el primero. Haciendo su señoría la renuncia y no admitiéndola los consiliarios, a causa de estar reservada esta decisión al Claustro Pleno.

Claustro de Consiliarios del 11 de noviembre de 1799

Presidido por el rector y con la asistencia de los ocho consiliarios. Habiendo el Claustro Pleno rechazado la renuncia del rector en sesión celebrada la tarde de ayer, prestó juramento en manos del consiliario más antiguo y enseguida, en señal de posesión, tomó el asiento que le corresponde, y ordenó que el día 13 inmediato se publicase por el secretario la elección hecha y se citara sub pena prestiti juramenti, a todos los cursantes, para que concurrieran a prestarle juramento de obediencia.

Claustro de Consiliarios del 17 de diciembre de 1799

Presidido por el rector. Se dio cuenta de un oficio del padre prior del Convento de Nuestra Señora de la Merced, acompañando la renuncia que en toda forma hace el reverendo padre Francisco Guerrero, de la cátedra de Teología del ilustrísimo Melchor Cano. Se acordó que admitida la renuncia por lo que al Claustro corresponde, ocurrir a la Real Audiencia Gobernadora para que dictara si es o no, en su momento, el caso de hacer esta cátedra de libre colación, como lo prevenía la Real Cédula del 15 de abril de 1794, para determinar lo conveniente, y que para el mejor asiento se dé cuenta de esta determinación al Claustro Mayor.

El 1° de febrero de 1800 tomó posesión como presidente de la Real Audiencia de Guadalajara, y en consecuencia de vicepatrono real de la Universidad, el brigadier Fernando Abascal y Sousa.

Claustro de Consiliarios del 21 de febrero de 1800

Presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios, se dio cuenta de un decreto de la Real Audiencia expedido el 11 de enero, por el que se declaraba que la cátedra de Teología del ilustrísimo Melchor Cano sería de libre colación, dotándose con doscientos pesos anuales y abriéndose la oposición respectiva y a partir de mañana se publicarán los edictos convocatorios.

Claustro de Consiliarios del 27 de marzo de 1800

Presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios, en vista el expediente para proveer la cátedra del ilustrísimo Melchor Cano, al cumplirse el término de los edictos convocatorios; se presentaron como opositores: el doctor Eduardo Maruri y los bachilleres Victoriano Ortega y Francisco Severo Maldonado. Se acordó mandar oficio al señor obispo, en su calidad de presidente de la Junta de Votos y a todos los vocales de ella, y que el 2 de abril deberían comenzar a ejercitarse los opositores. El día 1° del citado mes tomarían los puntos, leerían y les replicarían, según el orden de sus antigüedades.

La provisión de la cátedra teológica en 1800

El 14 de mayo de 1800, en el aula mayor de la Universidad, se le dio posesión de la cátedra de Teología del ilustrísimo Melchor Cano al opositor triunfador, doctor Eduardo Maruri, quien previamente había recibido el nombramiento del vicepatrono real de la Universidad.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1801

Fue presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios. Reunidos para celebrar el primer escrutinio para la elección del rector, los consiliarios manifestaron que por el cumplimiento de su cargo, en obsequio al público y por utilidad de la institución, deberían promover la continuación del mandato del actual rector, negándose a tomar en consideración sus réplicas, ratificaron sus votos y resolvieron de conformidad con la constitución quinta, requerir al Claustro Pleno para verificar la postulación de acuerdo con el vicepatrono real.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1801

Bajo la misma presidencia y asistencia, para verificar el segundo escrutinio de la elección rectoral. Se proveyó con todos los votos del Claustro Pleno, que requerido se reunió un día antes por la tarde, habiendo asimismo informado, por la diputación nombrada por el Claustro para solicitar al muy ilustre señor presidente de la Audiencia y vicepatrono real, mediante la postulación que previene la constitución quinta, la dispensa que exige la misma para que el actual rector pueda entrar en votación, con la gustosa condescendencia del vicepatrono en concederla, se procedió al segundo escrutinio. Y después de una seria deliberación, se propuso al rector actual, al chantre Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo y al prebendado Juan José Sánchez Leñero.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1801

Bajo la presidencia del rector y con la asistencia de siete consiliarios. Oída por todos la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se procedió a la elección del rector y abierta la urna, se encontraron siete votos a favor del actual rector y uno por el chantre Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, quedando canónicamente electo el primero.

Se procedió enseguida a la elección de los nuevos consiliarios, resultando electos: por Teología, José María del Portillo y fray José Mestres; por Cánones, José Ignacio Basauri y Rafael de Riestra; por Leyes, Francisco Antonio de Velasco y José María Aldama; por Medicina, Pedro Támez, y por Filosofía, José Cesáreo de la Rosa.

Entonces prestó juramento el señor rector, en manos del consiliario más antiguo, el doctor José Simeón de Uría, tomando enseguida posesión de su asiento y citando a los cursantes para que le prestaran juramento de obediencia.

Claustro de Consiliarios del 15 de septiembre de 1803

Presidido por el rector y con la asistencia de cuatro consiliarios. Para tratar la vacante de la cátedra de Teología del ilustrísimo Melchor Cano, por el fallecimiento del doctor Eduardo Maruri. Por ser periodo vacacional, se acordó posponer la publicación de los edictos convocatorios hasta el 19 de octubre.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1803

Reunidos el rector y los siete consiliarios para celebrar el primer escrutinio de la elección rectoral. Se propusieron a los doctores Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, Juan José Sánchez Leñero y Juan José Cordón. Pero también se acordó solicitar la continuación de la gestión del rector actual, por lo que se resolvió de conformidad a la constitución quinta, requerir al Claustro Pleno, para verificar la postulación de acuerdo con el vicepatrono real.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1803

Presidido por el rector y con la asistencia de los siete consiliarios, para la verificación del segundo escrutinio. Se procedió con todos los votos del Claustro Pleno de conformidad con el de consiliarios, se nombró una diputación para que solicitase del vicepatrono real la dispensa que exige la constitución quinta, para que entrara en urna el actual rector.

Ante la diputación el vicepatrono real expresó su gustoso allanamiento, con lo cual se celebró el segundo escrutinio siendo propuestos el rector actual y los doctores Juan José Sánchez Leñero y José Cesáreo de la Rosa.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1803

Bajo la presidencia del rector y con la asistencia de los siete consiliarios, oída por todos la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se procedió a verificar la elección rectoral en votación secreta, encontrándose siete cédulas por el rector actual y una por el doctor Juan José Sánchez Leñero.

A continuación el doctor Francisco Antonio de Velasco, como consiliario más antiguo, recibió el juramento del rector, procediéndose enseguida a la elección de los nuevos consiliarios, quedando: por Teología Miguel Gordoa y José Cesáreo de la Rosa; por Cánones José Velasco y Rafael Riestra; por Leyes Juan María Velázquez y José María Aldama; por Medicina Mariano García de la Torre; y por Filosofía Manuel Moreno, quienes haciéndose presentes prestaron juramento, y finalmente el rector citó a los cursantes el día 14 del presente a comparecer a jurarle obediencia.

Claustro de Consiliarios del 24 de noviembre de 1803

Presidido por el rector y con la asistencia de seis consiliarios, para proveer la cátedra de Teología del ilustrísimo Melchor Cano y tras haberse concluido el término de los edictos convocatorios, se presentaron: los doctores fray José Mestres, Francisco Severo Maldonado, José Cesáreo de la Rosa, Francisco Dávalos, Augusto Iriarte, el licenciado Pedro Vélez y los bachilleres Roque Torrescano y Felipe Chavarino. Se separaron los oficios para el obispo y los vocales de la Junta, para que el día 29 iniciaran a ejercitarse los opositores.

El 22 de septiembre de 1804, salió de Guadalajara el mariscal de campo Fernando Abascal y Souza al ser promovido al Virreinato de Buenos Aires. Quedó como presidente de la Real Audiencia de Guadalajara y en consecuencia asumió el título de vicepatrono real de la Universidad el brigadier Roque Abarca, quien tomó posesión de su cargo el 2 de mayo de 1805.

Finaliza el mandato del primer rector en 1805

El 23 de julio de 1805, el primer rector de la Universidad, doctor José María Gómez y Villaseñor, ascendió a la dignidad de maestruescuelas del Cabildo Eclesiástico,10 así se convirtió por estatuto en cancelario universitario, por lo cual la rectoría de la Universidad quedó vacante.

Claustro de Consiliarios del 1° de agosto de 1805

Presidido por el doctor José María Gómez y Villaseñor en su calidad de cancelario y con la asistencia de los siete consiliarios. Oída por todos la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se procedió a la elección de rector, acordándose omitir los dos escrutinios acostumbrados. Entonces realizada la votación el arcediano de la Catedral, el doctor Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, obtuvo seis votos, por uno del prebendado Juan José Sánchez Leñero, y otro del chantre Juan José Moreno.

Habiéndosele avisado al rector electo, se hizo presente en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto y prestando luego juramento en manos del cancelario, pasó luego con el Claustro bajo mazas, al Palacio del vicepatrono real y al del obispo, para participarles de su elección, para finalmente acompañarlo a su casa.

Tres días después de la elección del segundo rector, reunido el Claustro de Consiliarios en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, el rector hizo la señal con la campanilla para que entraran los cursantes y le prestaran el juramento de obediencia, el cual hizo puesto de rodillas en nombre de todos el bachiller Francisco Molinos. Concluido el juramento, el rector les dirigió una elocuente arenga excitándolos a la puntual observancia de los estatutos universitarios, y que aprovecharan al máximo los estudios en sus respectivas Facultades. Enseguida dispuso que el próximo lunes le prestaran juramento los doctores, licenciados, maestros y oficiales de la Universidad.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1805

Presidido por el rector y con la asistencia de seis consiliarios para celebrar el primer escrutinio para la elección rectoral. Se propusieron a los doctores Juan José Sánchez Leñero, Juan José Cordón, José Cesáreo de la Rosa, José María Aldama y Miguel Gordoa. Además se acordó de manera unánime promover la continuación de la gestión del rector actual, no obstante su resistencia y esfuerzos para dejar de serlo, fundando cada uno sus votos en razón de la estabilidad, del bien y del favor de la institución, a lo que se acordó, según la constitución quinta, requerir al Claustro Pleno para proceder de acuerdo con el vicepatrono real.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1805

Bajo la presidencia del rector y con la asistencia de seis consiliarios, para celebrar el segundo escrutinio de la elección rectoral. El día anterior se obtuvieron todos los votos del Claustro Pleno de conformidad con este Claustro, por lo que se nombró a los doctores Juan María Velázquez, José Cesáreo de la Rosa y José María Aldama, para que en la forma debida solicitaran al vicepatrono real la dispensa que exige la constitución quinta y así pueda entrar en urna el rector actual, y habiendo expresado el vicepatrono real su allanamiento y relevado oficiosamente al Claustro de la ceremonia, previniéndolo de que se abstuviera de pasar a Palacio. Así pues, se procedió al segundo escrutinio, siendo propuestos el rector actual y los doctores Juan José Moreno y Juan José Sánchez Leñero.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1805

Presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios. Celebrada la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto y trasladados a la sala de Claustros, para no privar al público de las misas dominicales, se procedió a realizar la elección rectoral, se obtuvo la siguiente votación: por el rector actual, siete votos, y uno por el doctor Juan José Moreno, por lo que el reelecto prestó juramento en manos del doctor Juan María Velázquez, por ser el consiliario más antiguo.

Enseguida se eligieron a los nuevos consiliarios: por Teología, José Ángel de la Sierra y Juan José Román; por Cánones, Francisco Antonio de Velasco y Esteban Huerta; por Leyes, Juan María Velázquez y José María Aldama; por Medicina, Pedro Támez; y por Filosofía, Francisco Dávalos. Se citó a los cursantes al día siguiente, para que rindieran juramento al rector y con idéntico fin, un día después, a los doctores, licenciados, maestros y oficiales universitarios.

En tanto en Madrid se daba la aprobación del proyecto de las constituciones de la Universidad, y una vez emitido el dictamen favorable de la Universidad de Salamanca, del Real Consejo de Indias y del fiscal real, el 2 de enero de 1806, el rey Carlos IV las sancionó y nuevamente remitidas al Real Consejo de Indias, para su definitiva aprobación y envío a Guadalajara “fue[ron] guardada[s] o tal vez extraviada[s] en el mare magnum de papeles de aquella institución”.11 Entonces se abrió una nueva y larga espera, para que llegara a Guadalajara la legislación universitaria.

Hacia 1806 fue consultada la Universidad sobre la conveniencia del establecimiento de un Colegio de Propaganda Fide en la villa de Zapopan, a lo que el Claustro contestó favorablemente, pues era una propuesta promovida por su primer rector.

El 7 de septiembre de 1807 falleció el rector de la Universidad, siendo inhumado con las honras fúnebres correspondientes a su alta investidura.

Claustro de Consiliarios del 12 de septiembre de 1807

Presidido por el cancelario José María Gómez y Villaseñor y con la asistencia de siete consiliarios, para la elección de rector. Habiéndose celebrado la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, y omitidos los dos escrutinios, hecho el único e indispensable, se nombraron para entrar en la urna a los doctores Juan José Moreno, Juan José Sánchez Leñero y Juan José Cordón. Se procedió enseguida a la votación, y abriéndose la urna salió un voto por el doctor Juan José Sánchez Leñero y siete por el doctor Juan José Moreno, quien avisado de su elección canónica fue conducido por el secretario a la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, donde hizo el juramento de estatuto en manos del cancelario, quien luego le puso en su asiento correspondiente.

Al concluir este acto, el Claustro acompañó bajo de mazas al rector electo, hasta dejarle en su casa, no habiendo antes pasado al Palacio del vicepatrono real, por encontrarse enfermo.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1807

Presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios. Reunidos en la sala de Claustros para verificar el primer escrutinio de la elección rectoral. El actual rector expresó las muchas y graves causas que le impiden llevar adelante sobre sus hombros el peso del rectorado, suplicando que no se le considere para la reelección, no obstante las réplicas de los consiliarios. Por lo que se propusieron a los doctores Juan José Sánchez Leñero, Juan José Cordón, Miguel Gordoa, José Cesáreo de la Rosa y José María Hidalgo.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1807

Celebrado bajo la misma presidencia y asistencia que el precedente Claustro, para verificar el segundo escrutinio de la elección rectoral. Se pidió nuevamente la reelección del actual rector, a lo que nuevamente se negó, por lo que se eligieron para entrar en urna a los doctores Juan José Sánchez Leñero, Juan José Cordón y Miguel Gordoa.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1807

Con la misma presidencia y asistencia del Claustro anterior, oída la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se procedió a la elección rectoral, se ratificó la lista precedente de candidatos. Realizada la votación resultó cuatro votos para el doctor Juan José Sánchez Leñero, e igual número de votos para el doctor Juan José Cordón, en cuyo caso el señor rector declaró que su voto había sido para el primero, con lo que resultó electo el doctor Sánchez Leñero, quien avisado y conducido por el secretario al recinto del Claustro, hizo juramento y profesión de fe en manos de su antecesor, quien lo puso luego en su asiento.

Enseguida se procedió a la elección de los nuevos consiliarios, dio como resultado por Teología, fray Francisco Padilla y fray José Mestres; por Cánones, Francisco Antonio de Velasco y Toribio González; por Leyes, Juan María Velázquez; por Medicina, Mariano García de la Torre; y por Filosofía, Agustín Iriarte. A los cuales se les llamó y haciéndose presentes prestaron juramento. Se concluyó citando al juramento de los cursantes y de los doctores, licenciados, maestros y oficiales universitarios.

La Universidad entre las conspiraciones independentistas

Para 1808 Guadalajara tenía alrededor de treinta y cinco mil habitantes, y se vio inmersa en la gran crisis que provocó la invasión de las tropas francesas de Napoleón Bonaparte a la metrópoli.

En Aranjuez, el 19 de marzo de 1808, el rey Carlos IV
abdicó a favor de su hijo Fernando VII, quien fue a entrevistarse con Napoleón a Bayona, mientras el 2 de mayo el pueblo español se rebeló en Madrid contra los franceses. El 8 del citado mes de mayo, Fernando VII se vio obligado a abdicar a favor de su padre, quien a su vez le cedió la Corona a Napoleón, y éste proclamó rey de España a su hermano José.

En tanto, en la capital del Virreinato novohispano, el 31 de agosto se juró fidelidad a Fernando VII, y el 15 de septiembre se destituyó al virrey José de Iturrigaray, quien fue sustituido por el mariscal Pedro Garibay. En octubre inmediato fue disuelto el acantonamiento de Jalapa, al que pertenecía el capitán Ignacio Allende y Unzaga quien, de regreso a su natal San Miguel el Grande, trajo consigo la idea de la independencia, la cual propagó a lo largo de 1809, a través de las conspiraciones de San Miguel el Grande, Guanajuato, Querétaro y Valladolid:

En Guadalajara también las hubo, aún cuando no con la magnitud de aquellas. Hay en el Archivo del Tribunal procesos que tratan de ellas, principalmente el del doctor del Hospital Real de San Miguel de Belén, don Anacleto Herrera [...] Una exploración metódica en el Archivo del Tribunal podría brindar, como resultado, el esclarecimiento de la conexión que debieron tener las conspiraciones tapatías con las de los lugares mencionados arriba.12

Indudablemente, en las conspiraciones participaron varios universitarios; ya en 1793 el joven doctor Juan Antonio Montenegro promovió una de las primeras conspiraciones independentistas. Y en ese ambiente de recelo e incertidumbre, continuaba la Universidad sus actividades académicas habituales.

Claustro de Consiliarios del 18 de agosto de 1808

Bajo la presidencia del rector se reunió para proveer lo conveniente en orden a la cátedra de Cirugía, por haber cesado por más de un año el doctor Ignacio Brizuela gravemente enfermo; se le nombró sustituto al doctor Pedro Támez, y se acordó abrir el concurso de oposición para proveerla en propiedad, fijándose los edictos convocatorios.

Claustro de Consiliarios del 2 de septiembre de 1808

Presidido por el rector y con la asistencia de seis consiliarios. Concluido el término de los edictos para la oposición a la cátedra de Cirugía, se presentaron como opositores el doctor Pedro Támez y el bachiller Ignacio Otero. Se excluyó al bachiller Nicolás Pérez, por no tener el tiempo de pasantía requerido. Se enviaron al obispo y a los vocales de la Junta los oficios respectivos. Y para el 7 de noviembre, se le dio posesión de la cátedra de Cirugía en sustitución cuadrianual al doctor Pedro Támez, por haberla ganado en la oposición.

Claustro de Consiliarios del 4 de febrero de 1809

Bajo la presidencia del rector, se recibió la renuncia del doctor José Simeón de Uría a la cátedra de Prima de Teología, habiéndosele admitido se le declaró vacante, y se procedió a convocar al concurso de oposición, al cual se presentaron los doctores José Ángel de la Sierra y Agustín de Iriarte, y el bachiller Pedro Ortiz de Rosas, siendo ganada por el primero el cual tomó posesión de la cátedra el 12 de abril, dejando a su vez vacante la de Vísperas de Teología de la cual era titular, por lo cual se abrió el obligado concurso de oposición. Para el 24 del mismo mes, se presentaron como legítimos opositores los doctores Alexo de la Cueva, José Cesáreo de la Rosa y Agustín de Iriarte, y los bachilleres Joaquín Medina y Francisco Delgadillo.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1809

Presidido por el rector y con la asistencia de siete consiliarios. Para celebrar el primer escrutinio de la elección rectoral, se propusieron a los doctores Miguel Gárate, José Simeón de Uría, José María Hidalgo, Miguel Gordoa, Jacinto Martínez y Toribio González.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1809

Se celebró el segundo escrutinio, y se le pidió al rector actual consentir entrar en urna y habiéndolo así convenido, se acordó la citación del Claustro Pleno, para que tramitara la dispensa a la constitución quinta ante el vicepatrono real. La lista para el segundo escrutinio quedó integrada por los doctores Toribio González, José Simeón de Uría y Miguel Gordoa.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1809

Presidido por el rector y con la asistencia de ocho consiliarios. Después de la celebración de la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se determinó hacer al vicepatrono real la solicitud de dispensa para lograr la reelección del actual rector, y concedida ésta se procedió a la votación secreta resultando: siete votos para el rector actual, un voto por el doctor José Simeón de Uría y uno más para el doctor Toribio González, con lo que quedó canónicamente reelecto el primero, quien en manos del doctor Francisco Padilla como consiliario más antiguo, prestó juramento y ocupó su asiento.

Se procedió enseguida a la elección de consiliarios para el próximo bienio, quedando por Teología, José Ángel de la Sierra y Felipe Chavarino; por Cánones, Miguel Gárate y Domingo Reza; por Leyes, José María Aldama y Mariano Mendiola; por Medicina, Pedro Támez; y por Filosofía, Pedro Vélez. Se citó a los cursantes el día 14 a prestar juramento y el 16 a los doctores, licenciados, maestros y oficiales universitarios para idéntico fin.

En tanto en España continuaba la guerra contra los franceses, la Junta Central Suprema había transferido el poder al Supremo Consejo de Regencia, que convocó a las Cortes Constituyentes, que se reunirían en Cádiz.

Claustro de Doctores del 3 de abril de 181013

Presidido por el rector y con la asistencia de cuarenta doctores. Se trató de la elección del nuevo síndico de Hacienda, por el fallecimiento del titular José María Martazaña. Aspiraron a obtener el cargo Guadalupe Echegaray y José María F. y Gómez, resultó electo el primero, con treinta votos por diez del segundo, enseguida se hizo presente y se le tomó el juramento.

Claustro de Doctores del 9 de julio de 1810

Se citó a ver un oficio del diputado de esta Provincia a Cortes y otro del diputado por Zacatecas, mas no habiendo el quorum necesario, se contestó provisionalmente.

Claustro de Doctores del 29 de agosto de 1810

Presidido por el rector y para tratar los oficios de los diputados a Cortes José Simeón de Uría por Guadalajara, Miguel Gordoa por Zacatecas, Mariano Mendiola por Querétaro y el de Monterrey, quienes participaron al Claustro de sus elecciones y ofrecían sus servicios. Se recibió además una carta del presbítero José María Bucheli, comunicándole al señor rector que había recibido una cantidad de dinero con sus respectivos réditos de la Universidad, para que dispusiera de ellos.

Claustro de Doctores del 14 de septiembre de 1810

El cual presidió el rector con la asistencia de nueve de sus miembros, se dio a conocer una real orden y manifiesto del Supremo Consejo de Regencia, solicitando donativos para satisfacer las urgentes necesidades de la península ibérica, que afrontaba la invasión napoleónica, ante la escasez de fondos disponibles se contribuiría por lo pronto con 200 pesos, producto de los beneficios de borla.

El grito de independencia y sus repercusiones en Guadalajara

Pero llegó el momento decisivo del alumbramiento de la nueva nación, que reclamaba su independencia de la metrópoli. Al ser descubierta la conspiración de Querétaro los acontecimientos se precipitaron, una vez alertados los conspiradores por la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez, la noche del 15 de septiembre de 1810 en la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla ante los capitanes Ignacio Allende y Juan Aldama:

Se irguió resuelto, con toda la grandeza de su espíritu fuerte, de su alma valerosa, y a tiempo que se calzaba las medias, exclamó:

–¡Caballeros, somos perdidos; aquí no hay más recurso que ir a coger gachupines!14

A las pocas horas, tras confirmarle Ignacio Allende que habían sido descubiertos:

En esa mañanita del domingo 16 de septiembre, en medio del repique de campanas, del tumulto de la gente que se amontonaba en la plaza y en el atrio de la parroquia, del barullo de los soldados y de los civiles armados que corrían por todos lados, se oyó por primera vez el grito de “¡Viva Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe! ¡Viva nuestro rey Fernando VII! ¡Y muera el mal gobierno!” El grito fue inmediatamente simplificado por la gente en un “¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!”15

Desde Arroyo Zarco el 21 de septiembre, el doctor José Simeón de Uría –quien electo diputado iba a las Cortes de la monarquía española reunidas en Cádiz– escribió una carta al Ayuntamiento de Guadalajara, informando sobre los primeros movimientos de las tropas insurgentes y sugería que se “dicte[n] las providencias que les parezcan más eficaces, para frustrar los designios perversos que puedan haber formado contra la paz de esa ciudad”.16

El 29 de septiembre se integró la Junta Superior Auxiliar de Gobierno, Seguridad y Defensa de Guadalajara, y entre sus miembros estaban los doctores Juan José Cordón, Toribio González, Francisco Antonio de Velasco y fray José Mestres. La Junta lanzó una proclama, por la cual exhortaba a la obediencia a la Corona y organizó la defensa.

Por su parte, el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas formó un regimiento conocido como “la Cruzada”, en el cual tomaron parte clérigos y estudiantes, entre ellos los universitarios:

Jóvenes impreparados y verdaderas nulidades en la práctica, y que, cegados por el entusiasmo, excitados con la lectura de las proezas de Pedro el Ermitaño, creyéndose defensores de la Religión, se alistaban soñando con victorias; si bien pronto la realidad los convenció que el arte de la guerra es algo más que desfiles y marchas al redoble del tambor, haciéndoles experimentar, y sin remedio, el más atroz de los fracasos.17

El 1° de octubre el rector de la Real y Pontificia Universidad de México, doctor Josef Julio García de Torres, le escribió al virrey Francisco Javier de Venegas, que el cura Miguel Hidalgo y Costilla no había recibido los grados mayores ni de esa Universidad ni en la de Guadalajara. Se hacía esta aclaración porque en algunas comunicaciones se le daba el trato de “doctor” al cura insurgente.

Claustro de Doctores del 6 de octubre de 1810

Se reunió bajo la presidencia del rector, para dar cuenta de un oficio del presidente de la Real Audiencia, en que de acuerdo con la mencionada Junta Auxiliar de Gobierno, se les avisaba haber determinado por las urgentes circunstancias, que las dos compañías militares pasarían a ocupar parte del edificio de la Universidad que fuere bastante para su alojamiento. Se acordó facilitar las instalaciones inmediatamente, manifestando buena disposición “para contribuir a más de esto con cuanto dependa del arbitrio del Claustro”. Con el fin de asegurar los pocos fondos de la Universidad y de su Iglesia, se integró una comisión con el cancelario y los catedráticos de Sagrada Escritura y de Medicina.

Claustro de Doctores del 13 de octubre de 1810

Presidido por el rector, se reunió ante la solicitud de la Junta Auxiliar de Gobierno, para que se les ayude en razón de las circunstancias, a lo que se respondió afirmativamente.

Claustro de Doctores del 18 de octubre de 1810

Día de san Lucas e inicio solemne del año escolar, sesionó el Claustro de Doctores bajo la presidencia del rector, para tratar del lugar que se asignaría para las lecturas de las cátedras, ante la ocupación militar de las instalaciones universitarias, se acordó que fuera en el edificio del Clerical, ubicado en el costado norte de la Catedral. Y ante las circunstancias peligrosas que se vivían, se acordó que se hiciese en la Iglesia Mayor de la Universidad una función pública en la que predicarían nueve doctores, avisando al público mediante carteles.

El 4 de noviembre, en la batalla de San Francisco de Zacoalco, los insurgentes al mando del Amo José Antonio Torres derrotaron a las tropas realistas de Tomás Ignacio Villaseñor. Y en dicha batalla “pereció la flor de la juventud guadalajareña”.18

Al saberse la noticia de la derrota, en Guadalajara la Junta Auxiliar de Gobierno se disolvió, y se suspendieron las lecturas de las cátedras universitarias; el presidente de la Real Audiencia Roque Abarca se escondió en San Pedro Tlaquepaque y el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas junto con la mayoría de los españoles de la ciudad, huyó al puerto de San Blas, y nombró gobernador de la Mitra al doctor José María Gómez y Villaseñor, cancelario de la Universidad.

El cura Miguel Hidalgo en Guadalajara

El 11 de noviembre entró triunfante en la capital de la Nueva Galicia, José Antonio Torres quien invitó a venir a Guadalajara al cura Hidalgo y a su ejército, quienes se encontraban en Valladolid.

Se presentó Hidalgo en San Pedro Tlaquepaque la mañana del 26 de noviembre, y fue recibido por José Antonio el Amo Torres, las delegaciones del Ayuntamiento, el Cabildo Eclesiástico, las órdenes religiosas y el pueblo en general. Y tras un espléndido banquete, por la tarde se trasladó a Guadalajara, haciendo su entrada triunfal por la calle de San Francisco, y

[…] a la puerta de la Catedral vestido de generalísimo, inclusive el sombrero de empanada bajo el brazo, saludó a los capitulares con mucha cortesía y aludiendo a aquellos que lo tenían como hereje y a pesar de esto le daban agua bendita y lo recibían con todas las ceremonias de la liturgia católica, les dijo: aquí tienen usías al hereje. No sé que responderían ellos, yo me figuro que no contestarían sino con un ¡Eh! ¡Eh! y una sonrisita forzada. Aquellos ancianos con sus grandes solideos, con sus coletas que les caían sobre la espalda y con el cotoneo propio de su dignidad, condujeron a Hidalgo desde la puerta mayor hasta el presbiterio, lo sentaron bajo dosel y le cantaron un Te Deum a toda orquesta.19

De ahí Hidalgo, por la antigua calle de Santa Teresa, arribó al Palacio Real “donde contestó con gran elocuencia a las arengas que le dirigieron las autoridades, las corporaciones y los colegios”.20

Si exceptuamos al deán Pedro Díaz Escandón y al lectoral Francisco Javier de Figueroa, todos los demás miembros del Cabildo Eclesiástico que recibieron a Hidalgo, eran doctores de la Real Universidad de Guadalajara y miembros de su Claustro. Entre ellos destacaban: el rector fundador y cancelario José María Gómez y Villaseñor, quien además era el gobernador de la Mitra y pariente suyo; el rector Juan José Sánchez Leñero y el doctor Juan José Moreno y Pizano, antiguo rector del Colegio de San Nicolás de Valladolid.

También emergieron los sentimientos libertarios, largamente reprimidos de tantos universitarios, que pasaron desapercibidos y quedaron anónimos. Y por supuesto el heroísmo manifiesto de José María Mercado, Francisco Lorenzo de Velasco y Palafox, y Pedro Moreno.

Durante su estancia en Guadalajara, el cura Hidalgo hospedó en el Colegio de San Juan Bautista a María Luisa Gamba, conocida como La Fernandita, ya que con el misterio con que se le trasladaba, se llegó a creer que era el mismo Fernando VII; además organizó el Primer Gobierno Insurgente; nombró embajador plenipotenciario ante el Gobierno de los Estados Unidos de América, a Pascasio Ortiz de Letona; decretó la abolición de la esclavitud y se ejecutaron a varios españoles. Esto último hizo consultar al capitán Ignacio Allende a los doctores José María Gómez y Villaseñor y Francisco Severo Maldonado sobre si era lícito envenenar a Hidalgo para evitar males mayores. Sobre la respuesta de ambos clérigos los historiadores Jesús Amaya Topete y José Ramírez Flores21 aseguran que fue en sentido negativo.

El 5 de diciembre el cura Miguel Hidalgo fue al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe para participar en el segundo día del novenario, en el cual predicó un sermón independentista el doctor José Ángel de la Sierra, y “también predicó varios sermones, inclinados a su idea de insurrección, el sabio e inquieto doctor Maldonado, sin que en lo más mínimo le hubiera llamado la atención el gobernador de la Mitra doctor don José María Gómez y Villaseñor”.22

El 20 de mismo mes de diciembre, el mencionado doctor Francisco Severo Maldonado inició la publicación del periódico El Despertador Americano, en el cual también colaboró el doctor José Ángel de la Sierra.

Claustro de Doctores del 11 de enero de 1811

Ante los problemas para recibir los libramientos de México, y hacer efectivos los cobros de réditos de los capitales impuestos fuera de la ciudad, lo que originaba el atraso en el pago de salarios al personal de la Universidad, se acordó suprimir la plaza de auxiliar del bibliotecario. Los catedráticos, el tesorero síndico y el bibliotecario, continuarían en sus labores pero sin percibir sus salarios, y a los demás empleados se les pagaría con los réditos de las rentas de la ciudad, y si hubiera algún sobrante se les daría a prorrata a los catedráticos, al tesorero síndico y al bibliotecario.

Asimismo hizo presente el señor rector al Claustro: que el licenciado Pedro Avendaño a nombre de su titulado jefe don Miguel Hidalgo, le instruyó que esperaba del Ilustre Claustro contribuyera tanto por su parte, cuanto por los fondos de la Universidad con un donativo decente a favor de la presente guerra, así como lo habían hecho los demás cuerpos. Lo que entendido y habiendo conferenciado sobre la materia, acordaron no hacer contribución alguna ni por sí, ni del arca, comisionando a los doctores Esteban Huerta y Miguel Cerviño para que lo hicieran saber al comisionado de Hidalgo, instruyéndole –enterándolo– no haber de que disponer, con el motivo de los gastos corrientes y por no cobrarse rédito alguno de las rentas universitarias.

Claustro de Doctores del 13 de enero de 1811

Se instruyó al señor rector que los señores doctores Huerta y Cerviño, habiendo cumplido con la comisión, le habían informado que el licenciado Avendaño después de haberse extrañado mucho por la negativa, había concluido diciendo que daría cuenta a su jefe –Hidalgo– quien creía estar enterado de que no le faltaban a la Universidad y a los miembros de su Claustro recursos para saldar las actuales urgencias. Y que temeroso de que se hiciera alguna presión violenta con todo el Claustro, había citado nuevamente a los expresados doctores, para que convencieran al comisionado insurgente de que efectivamente no había sobrante alguno en el arca, y que sólo había un capital de cuatro mil pesos que se habían cobrado, pertenecientes a una obra pía para volverlos a imponer, que no obstante los ofrecían.

Y que en cuanto al donativo particular, volvería a reunir al Claustro, durante el cual habiendo escuchado la relación de su señoría, convinieron todos en la entrega del capital propuesto y pasando luego al donativo particular, hicieron sus contribuciones parciales sumando 365 pesos, mandando que recaudados éstos por el secretario, y los 4,000 pesos referidos fueran entregados al comisionado, recogiendo recibo suyo.

El 17 de enero de 1811, en la batalla de Puente de Calderón, fueron derrotados los insurgentes por las tropas del general Félix María Calleja del Rey. El 19 Hidalgo evacuó Guadalajara, y el 21 se restauró el régimen real. Calleja repuso la Real Audiencia con el oidor decano Antonio Villa Urrutia como presidente, e integró una Junta de Seguridad para juzgar y sentenciar los delitos de infidencia, y una Junta de Requisición de Bienes de Europeos.

Claustro de Doctores del 26 de enero de 1811

El señor rector hizo presente al Claustro que las demás corporaciones de la ciudad habían externado su gratitud al general Félix María Calleja por haber liberado la ciudad, poniendo en sus manos algunos donativos para el fomento de las armas, y para que gratificase a sus tropas vencedoras, y que acaso se extrañaría de que la Universidad no se manifestase en los mismos términos, por lo que los presentes acordaron dar un gracioso donativo por 1,510 pesos y una hebilla de oro.

El 28 de enero, el rector de la Universidad envió un informe al virrey Francisco Xavier de Venegas sobre la conducta que observó durante el tiempo que el cura Miguel Hidalgo ocupó la ciudad, en el cual le dice que la corporación universitaria

[…] no hizo demostración alguna en obsequio de Hidalgo, como lo ha acostumbrado con los jefes legítimos, y se mantuvo firme sin humillarse en complacerlo, a pesar de temer los efectos funestos de su resentimiento al ver no se degradaba el Claustro ante el sultán infame que quiere se prosterne todo en su presencia.23

En días posteriores, el doctor fray Tomás Blasco y Navarro publicó su Canción Elegíaca sobre los desastres que ha causado en el Reino de Nueva Galicia, señaladamente en su capital Guadalajara la rebelión del apóstata bachiller Miguel Hidalgo y Costilla, capataz de la gavilla de insurgentes, cura que fue del pueblo de la Congregación de los Dolores en la Diócesis de Michoacán.24

Posiciones ideológicas de los universitarios ante la independencia

En síntesis, las posiciones de los universitarios de Guadalajara ante el movimiento independentista del cura Miguel Hidalgo y Costilla fueron:

  1. El oficialismo del Claustro. La corporación universitaria en su máxima expresión del Claustro de Doctores fue realista. Los doctores eran miembros de la élite intelectual y económica de la región, por lo que hubiera sido algo extraordinario que apoyaran un movimiento popular, que subvertía el orden establecido.
  2. Los realistas. Entre los que se encontraban naturalmente los españoles peninsulares, como fray Tomás Antonio Blasco y Navarro y Juan José Cordón y Luque. Y los criollos partidarios a ultranza del sistema real, como fue el caso del mismo rector Juan José Sánchez Leñero y el abogado Francisco Antonio de Velasco y de la Vara.
  3. El diplomático. La posición del doctor José María Gómez y Villaseñor fue diplomática –¿muy inteligente?– a más no poder. Nunca condenó el movimiento insurgente y en plena restauración del dominio realista en Guadalajara, en su calidad de gobernador de la Mitra, llegó incluso a resistirse a excomulgar a los que tuvieren bienes pertenecientes a los españoles.25
  4. Los oportunistas. Que adoptaron las posiciones del momento, como fueron los doctores Francisco Severo Maldonado y José Ángel de la Sierra, partidarios de la independencia durante la dominación insurgente, y que luego abjuraron argumentado deslumbramiento.
  5. Los insurgentes, como lo fueron José María Mercado, Pedro Moreno y Francisco Lorenzo de Velasco y Palafox, y tantos otros universitarios que en forma anónima simpatizaron e incluso apoyaron la independencia.


Ante la posición de los indecisos, Juan Bautista Iguíniz, escribe: “Probablemente los universitarios deseaban la Independencia y quizá se hubieran adherido al movimiento libertador, como lo hicieron después, si los medios empleados por los primeros caudillos hubieran sido más humanitarios y menos sanguinarios”.26

Claustro de Doctores del 7 de febrero de 1811

El rector hizo presente al Claustro: que en atención al beneficio tan grande que resultaría si siguiese en el gobierno de la ciudad el general Félix María Calleja, el Cabildo Eclesiástico, y demás corporaciones, habían solicitado al virrey esta gracia y que acaso contribuiría no poco que el Claustro se uniera a la solicitud, lo cual se acordó y se encomendó para la redacción del oficio respectivo, al doctor José María Aldama, el cual se envió dos días después de esta sesión.

Claustro de Doctores del 9 de febrero de 1811

Se dio cuenta de un oficio del regente de la Real Audiencia fechado el día anterior, participando a la Universidad del bando del virrey del 4 de diciembre pasado, que incluye los decretos del 24, 27 y 29 de septiembre expedidos por las Cortes Generales, en virtud de los cuales se hizo el juramento de fidelidad a las mencionadas Cortes.

El 11 del citado mes de febrero, el general Félix María Calleja dejó el poder al brigadier José de la Cruz, quien lo ejerció hasta el 10 de enero de 1817. Entonces tomó posesión como presidente de la Real Audiencia, y como tal fungió como vicepatrono real de la Universidad.

Claustro de Doctores del 5 de marzo de 1811

El señor rector informó que el Cabildo Eclesiástico y los prelados de las religiones habían dirigido los oficios suplicatorios al general José de la Cruz, con el fin de que se dignara conmutar la pena capital impuesta en consejo de guerra, a los sacerdotes José Pérez, fray Felipe Conejo y fray Mariano Orozco, presos por facciosos y revolucionarios, ofreciendo facilitar por cuantos medios fueran posibles la reparación de los daños. El Claustro se unió a la petición, mediante oficio al que contestó negativamente, el referido general De la Cruz el 11 de marzo.27

Claustro de Doctores del 10 de marzo de 1811

Se dio a conocer un oficio del chantre de la Catedral, doctor Juan José Moreno, comunicando a la Universidad que el Cabildo Eclesiástico recibió un bando de las Cortes Generales, con el fin de señalar los tres días de rogativas procesionales y misas de imploración de auxilio divino, para el éxito de los trabajos legislativos, las cuales serán celebradas los días 26, 28 y 30 del mes en curso, invitando a asistir al Claustro.

Claustro de Doctores del 3 de julio de 1811

Se aprobaron las cuentas del tesorero síndico José María Martazaña –ya fallecido–, el síndico actual informó que recibió la cantidad de 1,675 pesos, dos reales y dos granos.

Enseguida se dio cuenta de un oficio de los estudiantes, solicitando la gracia de que se les recibieran los juramentos de sus respectivos cursos, con sólo seis meses de asistencia a la lectura de las cátedras, ya que ellos no fueron culpables en dejar de asistir cuando fue ocupada la ciudad por los insurgentes y cerradas las cátedras. Se aprobó la petición y se informó al Soberano.

Claustro de Doctores del 13 de julio de 1811

Se dio cuenta de un oficio del doctor José María Mancilla, quien ofreció bajo los auspicios universitarios presentar un acto: “Pretendiendo demostrar en él haber hallado la quadratura [sic] del círculo”, se le acusó recibo. Y se acordó solicitar al virrey que continuara en el gobierno el general José de la Cruz.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1811

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco de sus miembros. Para celebrar el primer escrutinio para la elección de rector. Se propuso a los doctores José María Hidalgo, Miguel Gárate, Toribio González Cesáreo de la Rosa, Manuel Covarrubias, Francisco Arroyo, José María Aldama y Esteban Huerta.

Al día siguiente se celebró el segundo escrutinio, ratificándose la lista precedente de candidatos propuestos.

Claustros de Consiliarios del 10 de noviembre de 1811

Reunidos en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, el señor rector y cinco consiliarios, oída por todos la misa del Espíritu Santo, se celebró el tercer escrutinio enlistándose a los doctores Juan José Moreno, José María Hidalgo, Toribio González y José María Aldama, concluido así el escrutinio.

Enseguida, el secretario Santiago Alcocer colocó en la urna veinticuatro cédulas con los apellidos de los cuatro doctores propuestos, y habiendo dado cuatro a cada uno de los seis señores vocales, les recibió el juramento que hicieron de votar depuesto todo afecto bastardo, y sin otro objeto que el bien de la Universidad. Hecha la votación según el orden de sus antigüedades, se sacaron a presencia de todos las seis cédulas, siendo tres por el doctor Juan José Moreno y tres por el doctor Toribio González, cuya igualdad decidió el señor rector, declarando que su voto había sido por el doctor González, en virtud de lo cual quedó electo rector, quien avisado y conducido por el secretario a la mencionada Capilla, hizo el juramento de estatuto en manos de su antecesor, quien le puso en el asiento correspondiente.

Al concluir el acto precedente, se dio la elección de los nuevos consiliarios, resultaron electos por Teología, fray José Mestres y fray Francisco Parra; por Cánones, Pedro Vélez y Esteban Huerta; por Leyes, Juan María Velázquez y Francisco de Velasco; por Medicina, Mariano de la Torre; y por Filosofía, José Cesáreo de la Rosa, quienes llamados prestaron juramento en manos del señor rector, luego citó a los cursantes, graduados y oficiales universitarios a prestarle juramento.

Claustro de Doctores del 14 de noviembre de 1811

El señor rector recibió el juramento del Claustro y de los oficiales universitarios, se nombraron enseguida a los diputados de Hacienda y se acordaron los turnos de los examinadores. También se amonestó a los bedeles por no vigilar a los catedráticos que no asisten a clases, debiendo avisar al rector para que se nombren a otros; e igualmente sobre la eficacia en las citaciones a los doctores, para la asistencia a las sesiones de claustros. Al final el señor rector expresó:

Últimamente se acordó que para facilitar a los pocos estudiantes que hay, siendo estos la mayor parte pobres que no pueden comprar los libros que necesitarían, prescritos por los catedráticos, para diversos autores se conviene en leer un mismo autor, siendo el que sea de más fácil acceso a la mayoría de los estudiantes.

Claustro de Consiliarios del 8 de enero de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco doctores, para declarar vacante la cátedra de Prima de Cánones, por el fallecimiento del doctor Juan María Velázquez y Delgado. Se declaró vacante y se mandaron fijar los edictos convocatorios en las puertas de la Universidad y del Colegio de San Juan Bautista, lugar donde se tenían las lecturas de las cátedras, ya que las aulas universitarias seguían ocupadas por las tropas realistas.

Claustro de Consiliarios del 14 de enero de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de seis consiliarios, para elegir un consiliario en lugar del finado Juan María Velázquez, resultó electo por unanimidad de votos el doctor José María Aldama, a quien se llamó y prestó juramento.

Claustro de Consiliarios del 8 de febrero de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios, para cerrar el término de los edictos convocatorios a la provisión por oposición de la cátedra de Cánones. Se presentaron como legítimos opositores los doctores Pedro Vélez y José María Aldama, y los bachilleres José María Ornelas y Juan María Vélez. Se acordó enviar los oficios a los señores vocales de la Junta, para que a partir del día 13, iniciaran a ejercitarse los opositores.

Claustro de Doctores del 13 de marzo de 1812

Se acordó contribuir con el producto de dos borlas –400 pesos– a petición del general José de la Cruz, para la construcción de una muralla para la ciudad, quien había solicitado 500 pesos.

El 28 de abril de 1812, a las diez de la mañana en el aula mayor, estando presentes el señor rector y el Claustro Pleno, se le dio posesión de la cátedra de Cánones al doctor José María Aldama, previo juramento y en virtud del nombramiento del vicepatrono real.

Claustro de Doctores del 8 de junio de 1812

Se eligió bedel a Albino Navarro, en lugar del finado Alexo Lobo Guerrero. El bedel Lorenzo Villaseñor alegó su derecho de antigüedad, para pretender la casa que usufructuaba su difunto compañero, pero al faltarle el oficio se le asignó al nuevo bedel. Se dio licencia para sustentar acto mayor a los bachilleres Luis Portugal, Rafael Bustamante, Román Gutiérrez y José María de la Campa; e idéntica licencia se aprobó el 30 de julio para el bachiller Manuel Pérez.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco doctores. Se dieron a conocer los escritos de los doctores José Ángel de la Sierra y Mariano García de la Torre, catedráticos de Prima de Teología y Prima de Medicina, respectivamente, por los que hacen presente que habiendo cumplido veinte años continuos de servicio docente, que para la jubilación exigen los estatutos para separarse de las cátedras, suplican que en consecuencia se les declare jubilados. A lo que accedió gustosamente el Claustro, declarando vacantes las cátedras y mandándose fijar los edictos convocatorios a las oposiciones.

El 8 de noviembre de 1812, se celebró el actillo de jubilación del doctor José Ángel de la Sierra, y dos días después, el del doctor Mariano García de la Torre. El actillo se celebró en el aula mayor, estando presentes el señor rector y el Claustro Pleno ante quienes comparecieron los catedráticos jubilados quienes, hecha la señal, pronunciaron en la cátedra una oración latina.

Claustro de Doctores del 8 de noviembre de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de veinte doctores. Se revisaron las cuentas del síndico, pidiéndole que a la mayor brevedad las completara. Enseguida el síndico Guadalupe Echegaray prestó juramento y dio la fianza.

Claustro de Consiliarios del 15 de noviembre de 1812

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios. Al expirar la sustitución en la cátedra de Cirugía, atendida por el doctor Pedro Támez y ante la imposibilidad para que la continúe impartiéndola, se convocó a la oposición de la misma.

Claustro de Consiliarios del 17 de noviembre de 1812

Para proveer las cátedras de Prima de Teología y Prima de Medicina. Se presentaron como legítimos opositores a la primera, los doctores José María del Portillo y Loza, Manuel Covarrubias y Domingo Cumplido. Y para la segunda, los doctores Pedro Támez e Ignacio Otero, y los bachilleres José María Ilisaliturri, Pedro Figueroa y Vicente Ochoa. Luego se separaron los oficios para los vocales de la Junta y se fijó el día 20 inmediato, para el inicio del ejercicio de los opositores.

Claustro de Doctores del 2 de enero de 1813

Se le dio licencia al catedrático de Prima de Cánones José María Aldama, para ir a Durango a hacer oposición a la canonjía penitenciaria de la Catedral de dicha ciudad.

Claustro de Doctores del 26 de febrero de 1813

Presentes el decano y catedrático jubilado José Ángel de la Sierra y diez doctores. Se aprobaron las cuentas del síndico José María Foncerrada, presentadas hasta el 8 de noviembre de 1812.

Ese mismo día se reunió el Claustro de Consiliarios bajo la presidencia del rector, para declarar vacante la cátedra de Cirugía por el fallecimiento del doctor Ignacio Brizuela, mandándose fijar los edictos convocatorios a la oposición de la cátedra.

Claustro de Doctores del 24 de marzo de 1813

Presidido por el rector y con la asistencia de veinticuatro doctores. Se dio cuenta del informe del contador y se les consultó si deberían o no reponer los 4,000 pesos depositados por el capitán Lazaga, en las arcas universitarias y que se llevó Hidalgo. Se contestó que no habiendo sido culpa del Claustro, no estaban obligados a reponerlos.

Se hizo enseguida presente a todos, la sorpresa que causó en el rector el folleto titulado “Calendario Patriótico o Guía de Guadalajara”, en el cual se incluía un catálogo de los que han recibido el grado en la Universidad, apareciendo el nombre del insurgente doctor José María Cos, a pesar de haber sido borrado. Y habiendo circulado tal folleto el señor rector propuso por el honor del Claustro recurrir a cualquier arbitrio, para manifestar a todo mundo por medio de la prensa, que Cos como traidor al rey y a la patria, estaba ya tildado y proscrito cuando el “Calendario Patriótico” lo incluyó en el número de los doctores universitarios. Se acordó enviar un oficio al vicepatrono real, para solicitar su aprobación y que se digne mandar la incautación de la citada obra, o bien publicar el contenido de esta acta en El Mentor de la Nueva Galicia.

Al día siguiente el Claustro, a propuesta del rector, aprobó proceder con la mayor moderación en el caso de la citada publicación.

Claustro de Doctores del 31 de marzo de 1813

Se dio curso de un oficio del vicepatrono real del 27 de los corrientes, que insertaba una orden del Consejo de Regencia del 22 de octubre de 1812, reducida a pedir un informe a las universidades del producto anual de sus rentas, de los arbitrios y medios que se puedan adaptar para su aprovechamiento, del número de sus cátedras y su dotación, de las obras que se enseñan en las facultades, del costo de los derechos por los grados y su inversión. Para dar cumplimiento exacto al oficio, se acordó que el síndico y el contador presentaran al Claustro un informe por escrito, al igual que el capellán de los gastos de la Iglesia, y a los catedráticos de lo que les correspondiera. Se cumplimentó lo anterior en la sesión del Claustro del 10 de abril.

Claustro de Doctores del 23 de abril de 1813

Para cumplir la orden del vicepatrono real, de que todas las autoridades y corporaciones asistieran por diputación de dos individuos a Palacio, para acordar el día y las solemnidades de la publicación que debían hacerse de la Constitución Política de la Monarquía Española. Para tal menester se nombraron al señor rector y al doctor José Mestres.

Claustro de Doctores del 25 de abril de 1813

Se informó del decreto de las Cortes y la publicación de la Constitución Política de la Monarquía Española, que debía hacerse el 11 de mayo por la tarde, concurriendo para formarse procesionalmente en el Palacio todas las autoridades, corporaciones, prelados y particulares presididos por el general presidente de la Real Audiencia, quien iría acompañado del ilustrísimo obispo; se dirigirían al tablado del Ilustre Ayuntamiento que sería instalado en la plaza principal, luego al del Cabildo Eclesiástico en la plaza de la Soledad, de allí al que debía construir el Consulado en la plaza de Venegas, y de éste al encomendado al Claustro de esta Universidad en su plazuela.

Se leería en cada tablado la cuarta parte de la Constitución, y concluida la proclamación regresarían a Palacio. Se recomendó a los cuerpos el más honroso desempeño de sus respectivos deberes; en el decreto se dice que no se omitan gastos en solemnizar la función, a la que debería preceder tres días de iluminación general y una vez verificada la publicación, debería prestarse el juramento. En consecuencia, se acordó que se iluminara durante tres días la Iglesia y el edificio de la Universidad, lo más decente que se pudiera; que se construya un magnífico tablado y se adorne, colocado que sea entre la puerta principal de la Iglesia y de las Escuelas. Se comisionó para ejecutar lo conducente a los doctores Manuel Covarrubias, Francisco Parra, Mariano de la Torre y José Cesáreo de la Rosa, quienes se pondrían de acuerdo con el síndico para los gastos.

El Claustro asistiría a las siete de la mañana del día 11 al juramento a Palacio, y en la tarde al paseo por medio de una diputación, quedando los restantes a recibir en el tablado universitario, acompañando a las autoridades durante la lectura y después de ella, hasta dejarlas en Palacio.

Jura de la Constitución Política de la Monarquía Española en Guadalajara (1813)

Y así llegó el 11 de mayo, reunido el Claustro en la Universidad y habiéndose tomado las insignias doctorales, pasó formado al Palacio del muy ilustre general presidente, en cuyo salón principal ocupaba el lugar correspondiente entre las demás corporaciones, asistió al juramento solemne que hizo su señoría el rector de guardar y hacer guardar la Constitución Política de la Monarquía Española.

Y por la tarde el Claustro asistió a la publicación de la Constitución por medio de una diputación, y recorrió los tablados de los Cabildos Secular y Eclesiástico, del Ayuntamiento y el del Consulado, y todo junto al de la Universidad, y concluida la publicación se acompañó a Palacio al muy ilustre general presidente, volviendo formado bajo de mazas a esta Universidad.

Asimismo, el 14 de mayo se convocó a Claustro a los cursantes, ministros y dependientes de la Universidad para jurar obediencia a la Constitución en la Iglesia Mayor. Se inició con la misa solemne que ofició el cancelario José María Gómez y Villaseñor, “quien como sacerdote más digno, hizo después de cantado el evangelio la exhortación que previene la misma Constitución”.28

Una vez concluida la misa se procedió al juramento por el rector, el cancelario y el decano preguntado en voz alta con la fórmula prevista, a la que respondieron “juramos”, y sucesivamente los doctores por orden de antigüedad, los ministros y dependientes y los cursantes de todas las Facultades. Al término del juramento el rector entonó el solemne Te Deum.

Claustro de Consiliarios del 20 de junio de 1813

Al estar concluido el término de los edictos para proveer la cátedra de Cirugía, se presentaron como legítimos opositores los doctores Pedro Támez, Ignacio Otero y José María Ilisaliturri y el bachiller Pedro Figueroa. Para el 4 de octubre deberían iniciar a ejercitarse los opositores, en vista de los compromisos de la institución.

Claustro de Doctores del 21 de junio de 1813

Se dio cuenta de un oficio del intendente interino del 16 del presente, enviando un ejemplar del bando del 16 de octubre de 1812, sobre suscripciones a donativos para socorros de los valerosos defensores de la patria. Los doctores aportaron 166 pesos.

También se presentó la solicitud de doña Josefa Arroniz, esposa de don Mariano Mendiola, diputado a Cortes, pidiendo una certificación de los empleos públicos que su esposo había desempeñado en esta ciudad, a lo cual se accedió.

El 28 de julio de 1813 se dio posesión de la cátedra de Prima de Teología al doctor Manuel Covarrubias; de la de Prima de Medicina al doctor Pedro Támez; y de la de Cirugía al doctor Ignacio Otero.

Claustro de Doctores del 1° de septiembre de 1813

Se dio lugar a un oficio de la Junta de Sanidad y a otro de la Diputación Provincial, participando ambas de sus instalaciones respectivas. Y se acordó cubrir los gastos de la jura de la Constitución, con el beneficio de dos borlas.

Claustro de Doctores del 18 de octubre de 1813

Reunidos el rector y los doctores, después de la misa inaugural de los cursos, se dio a conocer un oficio del ilustrísimo obispo solicitado al Claustro, cediese de su Iglesia alguna campana al señor general, quien por oficio le había hecho presente la necesidad que tiene de metal tan escaso, se acordó poner a disposición una esquila.

Y si bien las campañas militares del cura José María Morelos y Pavón estaban muy lejos del territorio neogallego, cuatro días antes el cura Mariano Matamoros había aniquilado al Batallón de Asturias en San Agustín del Palmar, por lo que no estaba por demás tomar algunas precauciones.

También se recibió un oficio del catedrático de Cánones, por el cual avisaba de su nombramiento de diputado a las Cortes, en consecuencia se ausentaría de sus deberes académicos; se le encargó su cátedra al bachiller José María Parra, lo cual se aprobó.

Claustro de Consiliarios del 21 de octubre de 1813

Asistieron el rector y cinco consiliarios, para recibir la solicitud de jubilación del doctor Francisco Antonio de Velasco al cumplir veinte años de impartir la cátedra de Prima de Leyes, la cual se aprobó.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1813

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios para verificar el primer escrutinio de la elección rectoral. Dado que el actual rector no puede continuar sin sacrificios en su cargo, pues en razón del aumento de asuntos en la secretaría de su ilustrísima el obispo que desempeña y serían incompatibles con los del rectorado, por lo cual no se le consideró para la reelección, y se propuso para sucederlo a los doctores José María Hidalgo, Miguel Ignacio Gárate y Francisco Arroyo.

En el segundo escrutinio celebrado al día siguiente, se añadió a la lista a los doctores Jacinto Martínez y José Simeón de Uría.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1813

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios, quienes oyeron la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, y luego añadieron a la lista de candidatos en el tercer escrutinio al doctor José Ángel de la Sierra, y se procedió a la votación secreta. Abierta la urna se encontró que el canónigo magistral José María Hidalgo recibió todos los votos, y una vez avisado de su elección, se presentó e hizo el juramento en manos de su antecesor y tomó posesión de su asiento.

Se procedió luego a la elección de los nuevos consiliarios bianuales, resultaron por Teología, Manuel Covarrubias y Joaquín Valdecañas; por Cánones, Miguel Gárate y Toribio González; por Leyes, Rafael Riestra y Pedro Vélez y Zúñiga; por Medicina, José María Ilisaliturri; y por Filosofía, Domingo Cumplido. Enseguida se citó a juramento de los cursantes para el 12, y a los doctores, licenciados, maestros y oficiales universitarios para el 15.

Claustro de Doctores del 15 de noviembre de 1813

Se prestó juramento de estatuto al nuevo rector, el cual hizo a nombre de todos el decano José Ángel de la Sierra, y enseguida se nombraron los diputados de Hacienda y los examinadores de grados. A nombre del síndico, se consultó si había de deducirse el sueldo de los catedráticos sustitutos del de los jubilados, éstos manifestaron que los cedían voluntariamente.

Claustro de Doctores del 26 de noviembre de 1813

Se dieron a conocer oficios del capellán y del bachiller Parra, catedrático sustituto de Cánones sobre algunos asuntos de sus funciones, los cuales se turnaron al señor rector. Y también se recibió una excitativa del síndico, sobre los réditos atrasados del Convento de San Agustín, del Colegio de San Juan Bautista y de la Quinta Rúa, se acordó practicar las diligencias judiciales para el cobro, dada la escasez de fondos universitarios.

Claustro de Consiliarios del 22 de diciembre de 1813

Para tratar la sustitución de la cátedra de Prima de Medicina, en virtud de que el doctor Pedro Támez que la venía atendiendo, había obtenido en propiedad la de Cirugía. Por lo que se abrió el concurso de oposición, y se mandaron fijar los edictos convocatorios.

Claustro de Doctores del 11 de enero de 1814

Se recibieron tres oficios del vicepatrono real por los cuales comunicaba otros tantos de la Regencia, pidiendo: el primero, informe del estado de la Universidad en cuanto a sus fondos, cátedras, lecturas y cursantes; el segundo, informe del número de profesores que anualmente se gradúan de doctores, licenciados y bachilleres; y el tercero, informe de las enfermedades que con más frecuencia se presentan y el método para curarlas. Se nombró para contestarlos el primero al doctor Esteban Huerta, el segundo al secretario Santiago Alcocer y el tercero al catedrático de Prima de Medicina.

El tesorero síndico dio un informe sobre los gastos del tablado de la jura de la Constitución, se nombró para revisarlo al doctor Francisco Arroyo. Y por último, en vista de que el consiliario Manuel Covarrubias fue nombrado cura de Zalatitán, se nombró para sustituirlo al señor Gabriel Leñero.

Ese mismo día también se reunió el Claustro de Consiliarios para dar como legítimos opositores a la sustitución a la cátedra de Prima de Medicina al doctor Ignacio Otero y a los bachilleres Pedro Figueroa y Vicente Ochoa. Se separaron los oficios a los miembros de la Junta y a partir del 15 iniciaron las oposiciones.

Claustro de Consiliarios del 24 de enero de 1814

Para dar como legítimos opositores a la sustitución de la cátedra de Prima de Teología al doctor José María Loza y a los bachilleres Antonio Pacheco y Antonio López. Se separaron los oficios a los miembros de la Junta y a partir del día 27 iniciaron a ejercitarse los opositores.

Claustro de Consiliarios del 10 de marzo de 1814

Tras el fallecimiento del doctor Pedro Támez y Bernal, propietario de la cátedra de Cirugía, fue declarada vacante y se mandaron fijar los edictos convocatorios.

El 18 de mayo de 1814, en el aula mayor, tomaron posesión los doctores José María Loza e Ignacio Otero como catedráticos sustitutos de Prima de Teología y de Prima de Medicina, respectivamente.

Enseguida se reunió el Claustro de Consiliarios presidido por el rector, para proveer la cátedra de Cirugía, habiéndose presentado como legítimos opositores los doctores Ignacio Otero, José María Ilisaliturri y el bachiller Pedro Figueroa, por lo que se separaron los oficios a los miembros de la Junta y se señaló el día 23 para iniciar las oposiciones.

Claustro de Doctores del 13 de junio de 1814

Por el fallecimiento del maestro de ceremonias, Pedro Támez, se nombró para sustituirlo al doctor José María Ilisaliturri. Se dio a conocer un oficio del doctor Juan José Moreno, presidente de la Junta Censoria comunicando su instalación por decreto de las Cortes. El vicepatrono real acusó recibo de los 166 pesos, colectados a favor de los defensores de la patria. El mismo vicepatrono real dirigió al Claustro el bando publicado por el virrey, insertando el decreto del 8 de junio sobre el establecimiento de las cátedras de Economía Civil y Escuelas Públicas de Agricultura y Sociedades Económicas de Amigos de la Patria, en todas las universidades y pueblos de la monarquía.

El 4 de julio de 1814 llegó a Guadalajara la noticia de que el rey Fernando VII –prisionero de Napoleón Bonaparte en Valencay– había sido liberado, y se restauraba la monarquía, lo que provocó en la ciudad explosiones de júbilo y festejos; sin embargo, el entusiasmo fue contenido hasta que se confirmara la noticia.

El 13 de julio de 1814 tomó posesión de la cátedra de Cirugía el doctor Ignacio Otero, y prestó el juramento de estatuto. Al día siguiente se reunió el Claustro de Consiliarios bajo la presidencia del rector, para declarar vacante la sustitución cuadrianual de la cátedra de Prima de Medicina, al ser promovido el citado doctor Otero a la de Cirugía, por lo cual se fijaron los edictos convocatorios para la oposición.

Claustro de Consiliarios del 28 de julio de 1814

Presidido por el rector. Al cumplirse el término de los edictos para proveer la sustitución de la cátedra de Prima de Medicina, se presentaron como legítimos opositores el doctor José María Ilisaliturri y el bachiller Pedro Figueroa. La cátedra fue ganada por el primero de ellos, al cual se le dio posesión el 1° de septiembre inmediato.

El 7 de septiembre de 1814 se recibió la confirmación del retorno del rey Fernando VII a Madrid, quien había dejado sin efecto la Constitución Política de la Monarquía y restauraba el absolutismo. En consecuencia se recuperaban las antiguas prerrogativas de la Real Audiencia de Guadalajara. Se fijó para solemnizar el acontecimiento el 14 de octubre cumpleaños del monarca, con una misa solemne en la Catedral:

Esta principió a las nueve de la mañana, luego que hubieron ocupado su asientos el M. I. Sr. General, Mariscal de Campo D. José De la Cruz, Comandante General de este Reino, con toda la plana mayor y oficialidad del ejército, el Ilustrísimo Señor Prelado Diocesano, los Señores Regente y Oidores de la Real Audiencia, el M. I. Ayuntamiento, el Claustro de la Real Universidad presidido por su Rector, los Prelados de las Religiones y todos los caballeros principales de la nobleza de esta capital. Acabado éste solemne sacrificio de gracias se entonó inmediatamente por el coro el Te Deum, cuyo primer verso cantó el mismo Ilustrísimo Señor.29

Luego siguió el besamanos en el Palacio Real y por la tarde se llevó en solemne cortejo el retrato del rey, y continuaron los festejos con serenatas, bailes y funciones teatrales.

Claustro de Doctores del 29 de diciembre de 1814

Para la presentación de cuentas de la gestión del tesorero síndico.

Claustro de Consiliarios del 11 de febrero de 1815

Presidido por el rector para declarar vacante la cátedra de Prima de Cánones, por el fallecimiento de su titular el doctor José María Aldama, por lo cual se abrió la oposición, fijándose los edictos convocatorios durante treinta días.

Claustro de Doctores del 25 de febrero de 1815

Presidido por el rector y con la asistencia de trece doctores. Se dio cuenta de un oficio del presidente de la Real Audiencia, en el cual manifiesta al rector que en el expediente formado sobre el cumplimiento de los bandos relativos al derecho de subvención de guerra, comunicando que ha determinado por decreto del día 11 que se procederá a descontar dicho derecho a todos los empleados de cualquier clase, estado o condición, sean eclesiásticos o seculares, haciendo el descuento retroactivo al año próximo pasado. Se acordó someterse al decreto y se comisionó a los doctores Pedro Vélez y Esteban Huerta, para que se entrevistaran con el vicepatrono real.

Claustro de Consiliarios del 5 de abril de 1815

Presidido por el rector. Concluido el término de los edictos convocatorios a la cátedra de Prima de Cánones, se presentaron como legítimos opositores los doctores Esteban Huerta, Pedro Vélez, Guadalupe Gómez y Juan Nepomuceno Cumplido, y los bachilleres Rafael Ramos Arizpe y Manuel Ramírez. Separándose los oficios para los miembros de la Junta, y fijándose el lunes siguiente para comenzar a ejercitarse los opositores.

Claustro de Consiliarios del 20 de mayo de 1815

Por el fallecimiento del doctor Mariano García de la Torre, catedrático jubilado de Prima de Medicina, se declaró vacante dicha cátedra y se abrió la oposición, fijándose los edictos convocatorios.

Claustro de Doctores del 15 de julio de 1815

Presidido por el rector y con la asistencia de 32 doctores. Al fallecer el tesorero síndico Guadalupe Echegaray se procedió a la elección de su sustituto, se presentaron nueve candidatos, y tras la elección en votación secreta, resultó electo Santiago Guzmán.

Claustro de Consiliarios del 1° de julio de 1815

Presidido por el rector. Concluido el término de los edictos convocatorios para proveer la cátedra de Prima de Medicina, se presentaron como legítimos opositores el doctor Ignacio Otero y los bachilleres José María Cano y Nicolás Pérez. Se separaron los oficios para los miembros de la Junta, y se fijó el 7 del presente mes para iniciar las oposiciones.

Claustro de Doctores del 29 de agosto de 1815

Presidido por el rector. Se dio cuenta de un oficio del vicepatrono real, en el cual avisa a su señoría que en virtud de la real orden del Ministerio Universal de Indias del 4 de mayo del propio año, se debía abrir visita a los colegios, seminarios, universidades, convictorios y hospitales. Que con el objeto de que dicha soberana disposición tenga el debido cumplimiento, se había nombrado para la visita a esta Universidad al señor oidor de la Real Audiencia de Guadalajara, don Juan José Souza y Viana. En otro oficio se pide la cooperación para la más pronta y debida ejecución.

Luego se trató sobre el ceremonial para recibir al visitador real, y se acordó que debía hacerse por la puerta principal de las escuelas y no de la Iglesia, sin embargo ésta estaba ocupada con la guardia del cuartel de artillería; que se diera un repique de campanas; que el Claustro lo recibiera a la puerta y lo condujera al aula de funciones públicas; que en la cabecera principal se pusiera una silla, alfombra y cojín al pie, con una mesa al frente, con todo lo necesario para escribir, y asiento para el secretario del visitador; que el Claustro, dejándole en el lugar y asiento, pasara a ocupar su estrado presidido por el rector, con atención de la campanilla y mazas; que el secretario de la Universidad suministrara los documentos de archivo que pidiera el visitador; y finalmente, concluido el acto de apertura, que se le acompañara hasta la puerta con las mismas demostraciones con que se le recibió.

Claustro de Doctores del 27 de septiembre de 1815

Se dio cuenta de un oficio del visitador real designado para que se meditara, conferenciara y acordara lo más útil y oportuno sobre los dos puntos esenciales de la visita, como son los de mayor importancia, convenía a saber la reforma y adelantamiento de la Universidad y dada la gravedad del asunto, convenía para su mejor y cabal desempeño dar tiempo, para que a cada uno de los individuos del Claustro pudiera meditar e ilustrarse sobre la materia, acordando que al día siguiente se citaría por cédula el próximo 5 de octubre a las cuatro horas, quince minutos de la tarde.

El 5 de octubre de 1815, el secretario de la Universidad certificó que teniendo noticia de que el señor Mariano Mendiola estaba trabajando en el establecimiento de la Sociedad Económica Amigos del País y por sus ocupaciones y enfermedad no había concluido su memoria, y teniendo en consideración el desarreglo con que se está haciendo la lectura de las cátedras de Teología, sobre cuyo remedio se debía tratar, se acordó que los catedráticos de Prima y de Vísperas explicaran a los oyentes las obras de Carlos Billuart y de Gotti o el curso de Lugdunense; que el catedrático de Santo Tomás explicara la Summa Theologica; que el de Sagrada Escritura expusiera el Santo Libro y el de Melchor Cano explicara a este mismo autor.

El 25 de octubre de 1815 se dio posesión de las cátedras de Cánones y de Prima de Medicina a los doctores Esteban Huerta e Ignacio Otero, respectivamente.

Claustro Pleno de Doctores del 27 de octubre de 1815

Para resolver sobre las memorias presentadas el pasado día 5, una vez leídas se acordó:

  1. Que convencido el Claustro de la urgente necesidad de que haya una reforma general al plan de estudios, suplicaría a su majestad que se hiciera de inmediato, si no estuviera bien asegurado que el rey siempre veló mejor por su vasallos, pero que procurando siempre esta Universidad se apresurara en cumplir las justificadísimas determinaciones de su majestad, se suplicaba al señor visitador se sirviera llevar a los pies del trono los deseos del Claustro y que con este fin dispondría a la mayor brevedad posible que se le remitan los libros necesarios para llevar a debido efecto el plan de estudios que se formara.
  2. Que no habiendo en esa capital más que una imprenta que no bastaba, que se pidiera a su majestad que por el beneficio público y que para este medio se aumentaran los fondos de esta Universidad, y que se le concediera la gracia y privilegio de una imprenta permanente y libre.
  3. Que el sueldo del bibliotecario de doscientos pesos anuales se utilizara para dotar una cátedra de Filosofía, quedando al cuidado del Claustro de que un individuo desempeñara gratuitamente el cargo.
  4. Que se solicitara la erección del Tribunal del Protomedicato y de la cátedra de Anatomía Práctica, fundamentando las peticiones en las memorias de los doctores Ignacio Otero y José María Ilisaliturri.
  5. Que se pidiera el establecimiento de una Sociedad Económica de Amigos del País en esta ciudad, bajo las bases propuestas por el doctor Mariano Mendiola.


Se envió oficio de las anteriores propuestas al visitador real.

Claustro de Doctores del 30 de octubre de 1815

Se dio cuenta de un oficio del doctor Pedro Vélez, por el cual renunciaba a la defensoría universitaria y a la sustitución de la cátedra de Prima de Leyes, la cual se aceptó, nombrando para la cátedra al bachiller José María del Castillo y suspendiendo el nombramiento de defensor por no exigirlo las circunstancias actuales de la Universidad.

Se dio cuenta de un escrito del licenciado en Teología Pedro Valdés, en el que ofrece 900 pesos en beneficio de borla en dicha Facultad. E igualmente el señor Teodoro Galván envió un escrito al Claustro sobre la compra del beneficio de borla en Cánones.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1815

Presidido por el rector, para verificar el primer escrutinio para la elección rectoral, se propusieron a los doctores José María Hidalgo, Juan José Moreno, José Simeón de Uría, Miguel Gárate, Domingo Reza, José Cesáreo de la Rosa, Diego Aranda, José Ángel de la Sierra y José de Jesús Chavarino.

Ese mismo día, el Claustro de Consiliarios volvió a sesionar, para tratar los asuntos de particular inspección sobre las diligencias practicadas en la visita por el señor comisionado, que se sirvió remitir con oficio del 26 de octubre pasado.

Tras el estudio del oficio, se dijo que el Claustro Pleno propuso que la dotación del bibliotecario se destine a una cátedra de Filosofía, y que este Claustro si bien reconoce que no hay una lectura continua de Filosofía en la Universidad, también se manifiesta que en los colegios y conventos se suple esta deficiencia con sus lecturas respectivas, por lo que se cree más urgente la creación de una cátedra de Instituta o de Vísperas de Leyes, además a dicho catedrático se le encargaría la defensoría universitaria, por lo que se ahorraría otro salario.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1815

Para celebrar el segundo escrutinio de la elección rectoral, se ratificó la lista propuesta el día anterior, agregándosele los nombres de los doctores Jacinto Martínez y Rafael Murguía.

Claustro de Doctores del 10 de noviembre de 1815

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios. Celebrada la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto se eligió en el tercer escrutinio para entrar en urna a los doctores José Simeón de Uría, José Cesáreo de la Rosa y Jacinto Martínez. Tras realizarse la votación secreta el doctor De Uría obtuvo tres votos, e igual número el doctor De la Rosa, por lo cual el señor rector declaró que su voto había sido por el primero de ellos, y así que- daba canónicamente electo, se le llamó y presentándose en la Capilla se le tomó el juramento y se le dio posesión.

Se procedió enseguida a la elección de los nuevos consiliarios, resultando por Teología, José Cesáreo de la Rosa y Miguel Talavera; por Cánones, Diego Aranda y Guadalupe Gómez; por Leyes, Mariano Mendiola y Esteban Huerta; por Medicina, Ignacio Otero; y por Filosofía, Juan Nepomuceno Cumplido, quienes una vez instruidos de su designación, hicieron el juramento y tomaron posesión, luego se citó a juramento a la comunidad universitaria.

Claustro de Doctores del 15 de noviembre de 1815

Se procedió al juramento de obediencia al nuevo rector, hecho a nombre de todos por el decano José Ángel de la Sierra. Vino luego la elección de los diputados de Hacienda y se determinó el turno de los examinadores. El rector manifestó que la medida de multar a los catedráticos faltistas e impuntuales le parecía inútil, ya que quienes antes asistían a los claustros, funciones y demás juntas ahora se sentían presionados y buscaban justificarse, por lo que se aprobó suprimir las multas.

Ante las inasistencias del bedel fundador Villaseñor, con 23 años de servicio, se decidió jubilarlo con sueldo completo. También se aprobó la jubilación del catedrático de Sagrada Escritura fray Francisco Padilla, ya que desempeñó su cátedra a lo largo de 20 años.

Claustro de Doctores del 27 de noviembre de 1815

Se acordó el turno para la guarda y cuidado de la biblioteca al bedel más antiguo. Se procedió luego a la fundación de la cátedra de Instituta, dotada con 200 pesos anuales. En cuanto al arreglo del turno para la atención de la biblioteca y ante las dificultades inmediatas se acordó encargarla a uno de los doctores, y aceptó la encomienda el doctor José Ángel de la Sierra. El portero de la Universidad, Manuel Monyonet, solicitó la plaza de bedel, se le concedió por antigüedad y por ser el único solicitante.

Claustro de Consiliarios del 4 de diciembre de 1815

Presidido por el rector. Concluido el término de los edictos convocatorios para proveer la cátedra de Cirugía, se declararon legítimos opositores a los doctores José María Ilisaliturri y José María Portugal, y al licenciado José María Cano, y se separaron los oficios a los miembros de la Junta.

Claustro de Doctores del 6 de diciembre de 1815

Presentó su renuncia a la cátedra de Melchor Cano el doctor fray José Mestres, en virtud de haber sido nombrado como uno de los cuatro asistentes de su Orden que componen la Congregación Generalicia. Por lo que se acordó nombrar provisionalmente a un bachiller para que atendiera la cátedra.

El 20 de diciembre de 1815, el doctor y maestro José Cesáreo de la Rosa, quien había viajado a España en su calidad de diputado a Cortes por Zacatecas, logró que se expidiera la real cédula que aprobaba definitivamente las constituciones de la Real Universidad de Guadalajara, sin embargo, por los trámites finales no llegaron a Guadalajara sino hasta 1817.

El año concluyó con la consolidación del régimen monárquico, ya que el 22 de diciembre fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec el cura José María Morelos y Pavón. Por lo que prácticamente quedaba reducido el movimiento insurgente a unas cuantas guerrillas en el sur de la Nueva España y a la resistencia en la isla de Mezcala, en el lago de Chapala.

El 30 de enero de 1816 se le dio posesión de la cátedra de Cirugía al doctor José María Ilisaliturri.

Claustro de Consiliarios del 14 de marzo de 1816

Presidido por el rector para establecer la cátedra de Instituta de Leyes, se dio a conocer el oficio que sobre la materia contestó el día de ayer el vicepatrono real, quien manifestó que no sólo concede la licencia de la fundación de la cátedra, sino que también felicita al Claustro por el celo que manifiesta en cumplir con lo dispuesto por su majestad en la Real Cédula de Fundación. Se mandó fijar los edictos convocatorios para proveer por oposición la nueva cátedra.

Se vio otro oficio del Ilustre Ayuntamiento en el que se participa haber acordado hacer recibimiento al excelentísimo general, por lo mismo el Claustro es invitado para que acuda a Palacio, lo cual se acordó con la mayor satisfacción. Lo anterior daba la impresión de que se estaba solemnizando una gran victoria militar, cuando en realidad lo que sucedió fue que una epidemia diezmó a los defensores de Mezcala, y optaron por firmar una capitulación con honor. La cual incluía una capellanía para el padre Marcos Castellanos y el gobierno de la isla de Mezcala para José Santana.

Se dio cuenta de los oficios del maestro en Artes Santos Vélez y del bachiller y cura de Zapopan Juan Cayetano Gómez y Portugal, ambos beneficiados con licenciatura por las oraciones pronunciadas en los funerales del rector fundador, comunicando que dedicaban al mismo Claustro sus funciones, eligiéndolo por mecenas, lo cual se aceptó.

Del 11 de enero al 4 de mayo de 1817, el general José de la Cruz acudió al llamado del virrey Juan Ruiz de Apodaca, por lo que dejó el Gobierno de la Nueva Galicia al brigadier Pedro Celestino Negrete.

Claustro de Consiliarios del 15 de enero de 1817

Presidido por el rector para proveer la cátedra en sustitución de Prima de Teología, al concluir el término de los edictos convocatorios se presentaron como legítimos opositores los bachilleres Juan María Vélez, Santos Vélez y José Antonio Zúñiga. Luego se enviaron los oficios a los miembros de la Junta, y se señaló el día 21 para el inicio de las oposiciones.

El discurso regionalista de las corporaciones novogalaicas culminó con la elaboración del Memorial Petitorio del 16 de enero de 1817, el cual fue redactado por los doctores Diego Aranda y Toribio González, en el que hicieron un inventario de los recursos naturales, económicos y de servicios –entre los que mencionaban a la Real Universidad– de la región y de sus méritos ante la Corona, pidiendo que en la provincia de Nueva Galicia se “erija una Capitanía General separada en todo del Virreinato de México, revistiéndola de toda autoridad, facultades y preeminencias de lo que están los demás Jefes Superiores de los otros Reinos [...]”,30 y que el Obispado fuera elevado a la categoría de Arzobispado.

El 10 de marzo de 1817 se dio posesión de la cátedra de Prima de Teología en calidad de sustituto al bachiller Juan María Vélez.

Claustro de Doctores del 24 de abril de 1817

Se dio cuenta a este Claustro de la solemne entrada del excelentísimo general don José de la Cruz, proveniente de la Ciudad de México. Se trató además de las compensaciones para los familiares del difunto bedel Alexo Lobo Guerrero.

Claustro de Doctores del 8 de agosto de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de 21 doctores. Prestó juramento el maestro José Antonio Pacheco Leal, por ser la primera vez que asiste. Se recibió y aprobó la solicitud del presbítero Bernardo Amati para imprimir y sustentar acto mayor de Jurisprudencia. Se dio cuenta y se mandó imprimir un oficio del excelentísimo señor secretario del Reino del 21 de octubre de 1816, declarando que los estudiantes de estos reinos pueden ir a optar por las seis becas de honor, que nuevamente se ha servido establecer en sus Colegios de Salamanca, Alcalá y Valladolid.

Se dio luego lectura a un oficio del vicepatrono real general José de la Cruz, para que se nombrara una diputación de esta Real Universidad, para que concurra a Palacio para celebrar una junta sobre arbitrios de los gastos del erario. Se eligió para integrarla a los doctores Diego Aranda y José Domingo Sánchez como titulares, y al doctor Pedro Vélez como suplente.

Se dio también cuenta de un oficio del doctor José Cesáreo de la Rosa, quien traía 150 ejemplares de las Constituciones de la Real Universidad literaria de Guadalajara que trajo desde Madrid el doctor Miguel Gordoa. Se acordó que en coordinación con el vicepatrono real, se organizara la publicación y la jura de las constituciones, eligiéndose para entrevistarse con el funcionario y para tratar lo conducente a los señores Cesáreo de la Rosa y Miguel Ramírez.

También se acordó pagar los gastos de las constituciones al doctor De la Rosa y dar dos ejemplares de dicho documento, uno para el citado De la Rosa y otro para el doctor Gordoa. Se enviarían ejemplares a la Real Audiencia, al Ayuntamiento, al obispo y al Cabildo Eclesiástico. A los doctores los ejemplares les costarían tres pesos en pasta y dos en rústica. El precio en lo sucesivo de las constituciones impresas en Madrid sería de cinco pesos las empastadas y cuatro las rústicas, con la obligación de los miembros del Claustro de sacar el ejemplar que deben tener y de no hacerlo se les rebajarían de las primeras propinas que perciban.

Claustro de Doctores del 12 de agosto de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de 18 de sus miembros. Se informó de la comisión de los doctores Miguel Ramírez y José Cesáreo de la Rosa, para entregar las constituciones y solicitar la licencia de impresión al vicepatrono real, expusieron el grande aprecio con que se les recibió, celebrando la recepción de las leyes que regirían este instituto literario, y que en breve daría por escrito la respuesta, y que este Claustro dispusiera las ceremonias de publicación como le pareciera. Por lo que se acordó que el señor rector tomara todo empeño para que la publicación fuera con toda solemnidad, que superara incluso a la ceremonia inaugural de la Universidad.

El protocolo para la publicación de las constituciones

Y tomando la palabra su señoría, dijo que puesto que en el Claustro descansaba la responsabilidad, le parecía que se adornase el aula mayor y que la orquesta de cuerdas con voces acordes, entonaran áreas recitadas o villancicos en los intermedios de la publicación, pero que para este gasto se oyera la opinión de tesorero síndico. Que además se deberían invitar a los tribunales, corporaciones, colegios, comunidades religiosas, jefes y oficiales del ejército, letrados eclesiásticos y seculares, comercio, nobleza y demás particulares mediante oficio impreso. Se acordó así, dando al rector facultades absolutas para que se proceda, y se mandó entrar al tesorero síndico para que informara si había fondos, quien dijo que aunque estaban cortos, se esforzaría para salir adelante.

También se tendría una oración en castellano, la cual pronunciaría el doctor Felipe Chavarino.

La continuación de las disposiciones protocolarias de la publicación de las constituciones

Todos los doctores, cursantes y empleados universitarios asistirán a recibir a los invitados, y al que faltara se le impondría una pena que fuera del agrado del rector; se daría un repique general y se colocarían arcos de flores, y que el rector señalaría los artículos que el secretario debería de leer; se pondría en el sitial del vicepatrono real, el platillo y la campanilla de claustros, para que la usara como fuera de su agrado. Y se acordó celebrar el prorrateo de los gastos que hizo el señor De la Rosa para lograr la publicación de las constituciones.

Por último, se acordó que el rector por edicto regularía los uniformes de los cursantes, conforme a los usos de la Universidad de Salamanca y demás universidades de Europa, prohibiéndose los trajes ridículos.

La solemne publicación de las constituciones universitarias

El 21 de agosto de 1817, estando muy bien adornado y lleno de flores el general o aula mayor, presentes: el excelentísimo señor don José de la Cruz con todo su Cabildo Secular con sus mazas, el ilustrísimo señor don Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo con su Cabildo Eclesiástico, los señores oficiales reales, los regimientos y batallones de guarnición, los Colegios Seminarios de San Juan Bautista, San José y el Clerical, los prelados de las órdenes religiosas y parte de sus comunidades, los Cuerpos Tribunales del Consulado, Aduana y Tabaco, los catedráticos, muchísimos señores republicanos, en convite con la nobleza, el Muy Ilustre Claustro Pleno con todos los señores doctores de esta capital, divididos en dos alas para hacer corte a los excelentísimos señores que bajo sus doseles presidían las corporaciones eclesiástica y secular, dispuesto así todo hizo la señal el excelentísimo señor vicepatrono real con la campanilla de claustros y callada luego la armoniosa y dulce música que en dos coros estaban en la tribuna, dio principio por el secretario de la Real Universidad José María Arenas –previa venia de estilo– a la lectura de las constituciones, cuya lección concluida con la que los antecedentes a la real cédula recibió ésta el muy ilustre señor rector de Escuelas y dio la obediencia.

Enseguida ocupó la cátedra el doctor Felipe Chavarino, quien pronunció una oración castellana, la que fue recibida con aplauso general. Entonces soltaron las músicas un armonioso alegro, y luego los excelentísimos señores se retiraron con todos los demás.

Las disposiciones para el uso del uniforme universitario

En las puertas del edificio universitario se fijó la orden del rector de que los cursantes debían llevar trajes únicos de manto y ropilla con centros negros cuando tuvieran que asistir con el señor rector y a la Secretaría, así como para acudir a funciones y cátedras; si no lo traían se les negaba el acceso a la Universidad.31

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco doctores. Para celebrar el primer escrutinio de la elección rectoral, se propusieron a los doctores Miguel Gárate, José Cesáreo de la Rosa, Miguel Gordoa, Diego Aranda, José Domingo Sánchez Reza y José Ángel de la Sierra.

En el segundo escrutinio celebrado al día siguiente, se ratificó la anterior lista de candidatos y el señor rector recomendó muy particularmente los grandes méritos, actitud y disposición del doctor De la Sierra.

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de seis doctores. Para hacer el tercer escrutinio, en el cual el doctor José Cesáreo de la Rosa –que no había asistido a los anteriores– propuso a los doctores Miguel Gordoa, José Domingo Sánchez Reza y Miguel Ramírez. El señor rector insistió en los relevantes méritos, conocimientos y demás buenas circunstancias políticas y morales del doctor De la Sierra.

Y después de la celebración de la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se procedió a la votación secreta, habiendo recibido seis votos el doctor De la Sierra y uno el doctor Gordoa, por lo que se declaró canónicamente electo al primero, al cual se le avisó de su designación y conducido al Claustro hizo el juramento de estatuto en manos de su antecesor, y luego lo puso en su asiento en señal de posesión.

Enseguida se procedió a la elección de los nuevos consiliarios, resultando electos los doctores fray Francisco Padilla, Roque Torrescano y José Francisco Medina, por Teología; Teodoro Galván y José Ignacio Negrete, por Cánones; Pedro Vélez, por Leyes; José María Ilisaliturri, por Medicina; y Victoriano Antonio Mateos, por Filosofía. Tras habérseles llamado, prestaron juramento y tomaron posesión; se citó para el día 11 y el 13 a los graduados y empleados universitarios para que rindieran juramento de obediencia al rector. Finalmente el secretario pasó a visitar al vicepatrono real y al obispo, para participarles de la elección rectoral.

Claustro de Doctores del 13 de noviembre de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de veintiséis doctores. Se prestó juramento al nuevo rector, que hizo a nombre de todos el doctor José María Hidalgo. Se procedió enseguida a la elección de los diputados de Hacienda, al establecimiento del turno de examinadores y nombramiento de catedráticos sustitutos. En cuanto a las faltas de los empleados universitarios, se dijo que no eran de consideración y finalmente se trasladaron todos a la Iglesia de Santo Tomás, donde se cantó un solemne Te Deum.

Claustro de Doctores del 3 de diciembre de 1817

Presidido por el rector y con la asistencia de diez de sus miembros. Se dio cuenta de un expediente del doctor Pedro Vélez –remitido por el vicecancelario– sobre los derechos y propinas que había de percibir en la colación de los grados mayores en Leyes, en su calidad de catedrático de Instituta de Leyes. Se remitió el expediente a una comisión de Hacienda para su estudio. Se negó el nombramiento de bibliotecario a Ignacio Ortega. Luego se dio a conocer una representación del doctor José Simeón de Uría, para que en su calidad de inquisidor honorario, se le declare el asiento que como tal debe tener en el Claustro. Se le negó la petición, ya que en las constituciones no hay ninguna declaratoria sobre inquisidores.

Se mandó que teniendo en consideración la necesidad de proveer de vela para los exámenes secretos o de noches tristes, debe proporcionárseles a los sinodales, al secretario y a los vocales. Se ordenó que los examinados entreguen una vela, y adquieran un ejemplar de las constituciones.

Claustro de Doctores del 13 de enero de 1818

Presidido por el rector y con la asistencia de once doctores. Se resolvió en la percepción de propinas del doctor Pedro Vélez, por la negativa. Se presentaron y aprobaron las cuentas del difunto tesorero síndico Guadalupe Echegaray, que presentó su hermano Joaquín. Y se dio licencia a José Crescencio Arayza y Ramos para sustentar acto mayor de Medicina.

Claustro de Consiliarios del 24 de enero de 1818

Presidió el rector a los cinco consiliarios asistentes. Se trató de que hallándose el doctor fray Francisco Padilla con declaración de catedrático jubilado, desde el 15 de noviembre del año pasado y no obstante esto, continúa sirviendo la cátedra de Sagrada Escritura con la misma puntualidad, amor y exactitud como lo ha hecho a lo largo de veinticinco años, por lo que no habiendo presentado hasta ahora la Provincia de San Francisco a un religioso que la sirva, se acordó que teniendo muy presentes los méritos del citado catedrático, se hará una nueva insinuación a su Orden y que al religioso que se presente a servirla, se le graduará de licenciado y doctor en Teología, sin que impere gasto alguno, pero que no se dé como ejemplo ni sirva de antecedente para otros casos.

Claustro de Doctores del 16 de mayo de 1818

Presidido por el rector y con la asistencia de nueve doctores. Se dio cuenta y se aprobaron las solicitudes de los bachilleres Antonio Pérez Valle, Miguel Márquez, Ramón Gómez y Buenaventura Leñero, para sustentar actos mayores.

Se leyó un oficio del excelentísimo señor virrey Juan Ruiz de Apodaca, acompañado de la real orden expedida el 27 de septiembre de 1817, a solicitud del obispo de la Nueva Vizcaya, Juan Francisco Castañiza Larrea, sobre que en el Colegio Seminario de Durango se desea que haya dos catedráticos de Jurisprudencia, uno de Cánones y otro de Leyes, cuyos cursos se tengan y se ganen en esta Real Universidad, y que se los aprueben a los cursantes en ella. Se leyó de pie la carta del rey, y luego se acordó integrar el expediente.

El 23 de mayo de 1818 prestó juramento como consiliario el doctor Teodoro Galván, por no haberlo hecho antes.

Claustro de Doctores del 18 de agosto de 1818

Bajo la presidencia del rector y con la asistencia de veinte doctores. Se dio curso a la solicitud del licenciado José María Castillo para recibir el beneficio de borla, invocando los acuerdos del 1° de septiembre de 1813 y del 5 de septiembre de 1816, que disponían que habría tres borlas de beneficio en cada año; idéntico beneficio recibió el licenciado Juan Nepomuceno Cumplido. Y se aprobó acto mayor de Jurisprudencia, solicitado por José María López Portillo.

Claustro de Doctores del 11 de septiembre de 1818

Presidido por el rector y con la asistencia de seis doctores. Se vio oficio del vicepatrono real, y expediente promovido por José Francisco Romero sobre impresos privilegiados. Se acordó que el doctor Francisco Arroyo diera el informe solicitado. Se vio otro oficio de fray Joaquín Valdecañas promoviendo beneficio de su Orden, ya que está desempeñando las lecciones de las cátedras de Disciplina Eclesiástica y Sagrada Escritura.

El señor José María Cano ofreció servir gratuitamente la cátedra de Anatomía, se rechazó la propuesta dándole las gracias. Y se acordó entregar los beneficios de la donación de 300 pesos de los señores Juan Lara y Mónica S. para aseo del altar del Templo de la Universidad.

Claustro de Doctores del 5 de octubre de 1818

Presidió el rector a ocho doctores. Ante la ocupación del edificio universitario por las compañías militares, y dadas las quejas de los catedráticos, que sobre su situación sufrían y las incomodidades en el Colegio de San Juan Bautista, a las horas de clases por aquellos colegiales desocupados en la distribución de su Colegio, y dado que no se había puesto remedio, se discutió sobre si convenía trasladar las cátedras a la Universidad y tras votación se acordó: que para el siguiente año escolar se deberían tener las lecciones en esta Universidad, en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto y aun en la Iglesia mayor, y que cada cátedra se distribuyera según las Facultades. Que su señoría diera aviso al rector del Colegio de San Juan Bautista, sobre la situación a la cual se llegó por el aumento de estudiantes. Y se haría además una comunicación al vicepatrono real, manifestándole la urgente necesidad de que las lecciones se tengan nuevamente en el edificio de la Universidad, como sucedía hasta antes de la insurrección, ya que no se podía continuar en el Colegio de San Juan Bautista.

Claustro de Consiliarios del 1° de febrero de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de tres consiliarios. Por ausencia del doctor Teodoro Galván, se eligió viceconsiliario al doctor Guadalupe Gómez, quien prestó enseguida juramento. Y se procedió de inmediato a la elección de otro consiliario, cuya votación fue para el doctor Rafael Riestra.

Luego sesionó el Claustro de Doctores con diez de sus miembros. Se trató sobre la aclaración de cuentas del tesorero síndico, el examen de grado del bachiller Lázaro Negrete y la solicitud del capellán universitario sobre su aumento de sueldo y sus pretensiones para ocupar la plaza de bibliotecario; se pasó la petición a estudio.

Claustro de Consiliarios del 21 de abril de 1819

Bajo la presidencia del rector y con la asistencia de cuatro consiliarios. Prestó juramento el doctor Rafael Riestra. Se vio un oficio y bando del Ilustre Ayuntamiento sobre los lutos y sufragios, que habrían de observarse por la muerte de la reina María Isabel Francisca de Braganza.

Enseguida se mandó a los bedeles que dieran cuenta al secretario de las faltas de los catedráticos, por el perjuicio que de ello resulta a la enseñanza de la juventud, para que se enterara al síndico y se les rebajara el día.

Claustro de Doctores del 22 de abril de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de quince doctores. Se tomó el acuerdo de acudir el día 24 a Palacio a dar el pésame al vicepatrono real, con motivo del fallecimiento de la reina de España. Se dio cuenta y aprobaron las solicitudes para presentar acto mayor del maestro en Artes José Antonio Pacheco y de los bachilleres Clemente Sanromán y Juan Antonio Villarreal.

Luego se trató la consulta del doctor José María del Castillo en su calidad de defensor en turno, sobre la petición de la percepción de sueldo que como bibliotecario le correspondería al capellán José Ignacio Ortega, se le facultó para resolver el caso.

Claustro de Doctores del 28 de mayo de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de catorce licenciados y doctores. Sobre la solicitud de aumento de sueldo del capellán, se acordó seguirle pagando los doscientos pesos anuales, y en cuanto al cargo de bibliotecario se le impone

la obligación en que está de tratar con respeto y decoro debido a este Claustro en sus representaciones, extrañándosele en forma y términos en que hace sus ocursos, e imponiéndole perpetuo silencio sobre la biblioteca que también solicita seguir sirviendo”32

Claustro de Consiliarios del 2 de agosto de 1819

Presididos por el rector, asistieron cinco consiliarios para ver oficio del doctor José Cesáreo de la Rosa, solicitando a nombre del presbítero Agustín Navarro, se le concediera licencia para enseñar públicamente la Gramática Latina en el Real de Sierra de Pinos, lugar donde resididía como eclesiástico, en los mismos términos que ahí lo hizo el bachiller Manuel Servet. Se acordó por unanimidad concederla, y se manifiestó que lo recibió la Universidad como público preceptor de Gramática.

El 3 de agosto de 1819, se fijó en las puertas de la Universidad el decreto de la Inquisición fulminando con excomunión mayor a todos aquellos que leyeran la obra titulada Venida del Mesías en gloria y majestad de Juan Josafat Ben-Ezra que se vendía y circulaba furtivamente, ya que según los inquisidores “la lectura de dicha obra puede producir y produce escándalos y divisiones, con tendencia a una guerra de opiniones religiosas”.33

Probablemente ésta fue la última mención del Tribunal de la Inquisición en la Universidad, ya que estaba próximo a desaparecer.

Claustro de Doctores del 18 de agosto de 1819

Presidió el rector a dieciséis licenciados y doctores. Se acordó otorgar gratuitamente los grados en Teología a fray Juan María de Dios Piñera, catedrático que sustituyó al doctor Francisco Antonio Padilla. Se recibieron las cuentas del síndico tesorero Santiago Guzmán, las cuales se turnaron al Claustro Menor de Hacienda.

Se trató luego sobre los sufragios que habrían de celebrarse a la memoria de Carlos IV, rey fundador de la Real Universidad. Se acordó observarse lo que prescribían las constituciones, haciéndole solemnes exequias, en las que pronunció el elogio fúnebre el doctor Domingo Sánchez Reza.

Claustro de Doctores del 20 de octubre de 1819

Presidió el rector. Se aprobaron las cuentas del periodo 1817-1819, y la solicitud del secretario de la Universidad Santiago Alcocer para reintegrase a su cargo, en el cual había sido sustituido por José María Arenas.

Claustro de Consiliarios del 6 de noviembre de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de cinco consiliarios. Para celebrar el primer escrutinio de la elección rectoral. Fueron propuestos el actual rector y los señores capitulares Miguel Gárate, Miguel Ramírez, Miguel Gordoa, José Cesáreo de la Rosa y Rafael Murguía.

Claustro de Consiliarios del 7 de noviembre de 1819

Presidió el rector a siete consiliarios. Se hizo presente al señor rector que se iba a tratar sobre su persona, por lo que salió de la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, y habiéndose votado si se estaba o no en el caso, del título segundo de la constitución quinta, para promover conforme a la misma la continuación del mandato del rector actual, se acordó por la afirmativa.

Nuevamente presidió el rector; se acordó requerir el Claustro Pleno para la calificación que exige la citada constitución quinta, y enseguida se celebró el segundo escrutinio; se agregó a la lista de candidatos los nombres de los doctores José Simeón de Uría, Jacinto Martínez, Roque Torrescano y Miguel Cerviño.

Claustro de Doctores del 8 de noviembre de 1819

Presidido por el consiliario más antiguo fray Francisco Padilla y con la asistencia de dieciséis licenciados y doctores. Se acordó solicitar al vicepatrono real la dispensa para que el rector actual pudiese ser considerado en la votación. Para entrevistarse con el citado gobernante se nombró a los doctores Miguel Talavera, Juan María Velázquez y José María Ilisaliturri.

En la sesión del mismo día se informó por la comisión que el vicepatrono real pedía oficio, exponiendo las principales causas para la reelección.

Al día siguiente se reunió nuevamente este Claustro para ver un oficio del vicepatrono real y otro que se dirigió al rector, haciéndole presente que la conducta reservada de los consiliarios no dejaba entrever si llegaban o no a cinco los que estaban por la reelección, de modo que si faltara uno, faltaba la calidad legal para la dispensa. El Claustro opinó que la pluralidad de votos es de los que asisten y toman acuerdo.

¿Por qué el general De la Cruz con artilugios supuestamente legales, se opuso a la reelección del doctor De la Sierra? ¿Acaso aún no perdonaba su conducta durante el Gobierno Insurgente en Guadalajara en 1810?

Claustro de Consiliarios del 10 de noviembre de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de ocho consiliarios. Celebrada la misa del Espíritu Santo en la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, se dio a conocer un oficio del vicepatrono real, con el cual el Claustro Mayor acordó se diese cuenta al presente Claustro, por el que se comunicaba que de acuerdo con el puntual cumplimiento de la constitución quinta, no podía ser reelecto el rector actual.

Así se decidió que entraran a urna los nombres de los señores capitulares Miguel Gárate, Miguel Gordoa, José Cesáreo de la Rosa y Miguel Ramírez. Celebrada la elección secreta, resultó un voto para los doctores Miguel Gárate y Cesáreo de la Rosa, respectivamente; dos para el doctor Miguel Ramírez y cuatro para el doctor Miguel Gordoa, por lo que se declaró a este último canónicamente electo, y habiéndose presentado hizo juramento de estatuto en manos de su antecesor, y se le dio posesión de su asiento.

Se procedió enseguida a la elección de consiliarios, resultando electos los doctores José Manuel Ramírez, Juan María Vélez y Miguel Talavera, por Teología; José Domingo Sánchez Reza y Diego Aranda, por Cánones; José María del Castillo, por Leyes; José María Cano, por Medicina; y Juan Nepomuceno Cumplido, por Filosofía, quienes haciéndose presentes, prestaron juramento.

Claustro de Doctores del 15 de noviembre de 1819

Reunidos para prestar juramento al nuevo rector, el cual fue hecho a nombre de todos por Domingo Chávez, como doctor más antiguo. Enseguida se eligieron los diputados de Hacienda, examinadores de grados y catedráticos sustitutos, y se nombró bedel al señor José Antonio Martínez.

Claustro de Consiliarios del 27 de noviembre de 1819

Presidido por el rector y con la asistencia de seis consiliarios. En cumplimiento de las constituciones y tras dialogarse con los catedráticos, se acordó que al de Prima de Medicina en sustitución se le recomendó que no hiciera otra lectura que la del Boerhaave, y a todos los catedráticos que no se presentaran en Claustro, en las cátedras, ni en cualquier otro acto, si no era en traje de escolar; y a los cursantes la misma disposición, bajo la pena al que contraviniera la primera vez de la pérdida del día, por segunda vez de un mes y la tercera perdiendo el curso, encargando a los señores catedráticos para observar esta determinación, y que se negara la entrada a los infractores. Luego el señor rector presentó la solicitud del catedrático de Medicina para prorrogar su permiso, lo cual se aprobó por dos meses más.

El 1° de enero de 1820 estalló en Cabezas de San Juan, Andalucía, la rebelión militar que encabezó el coronel Rafael del Riego, cuyo objetivo fue el restablecimiento de la Constitución Política de la Monarquía, lo que finalmente se logró el 9 de marzo, al jurarla el rey Fernando VII, con la consecuente reinstalación de las Cortes.

Claustro de Consiliarios del 31 de enero de 1820

Presidió el rector. Se trató sobre el inconveniente que resulta de hacer la lectura de Cánones en la sala de exámenes secretos por la entrada que tiene a la Iglesia, y en consecuencia acordaron que se haga en lo sucesivo en la oficina de la secretaría, por no haber otro lugar desocupado.

Luego se leyó un oficio de doña Juana y de doña Gertrudis Lobo Guerrero, en que reclaman las compensaciones prometidas en atención a los servicios del finado bedel; se pasó el asunto al defensor universitario.

Claustro de Consiliarios del 27 de mayo de 1820

No se efectuó por falta de quorum, pero sí el del 30 del mismo mes, que presidió el rector, quien informó que el día anterior se había hecho prisionero el doctor Victoriano Mateos, ante lo cual el Claustro comisionó al catedrático de Prima de Cánones para que en vista de los privilegios de los que habrían de gozar los universitarios, se procediera a nombre del propio cuerpo la correspondiente representación al vicepatrono real, con que se dará cuenta al Claustro Pleno.

Claustro de Doctores del 5 junio de 1820

Presidido por el rector, se dio cuenta de la solicitud para sustentar actos mayores de los señores Miranda, Támez y Solana. Y también se trató lo relativo a las calificaciones extraordinarias.

La nueva jura de la Constitución Política de la Monarquía Española en Guadalajara (1820)

El 8 de junio de 1820 a las once de la mañana se reunió la diputación compuesta por cuatro doctores de la Real Universidad, y a nombre del Claustro y acompañada del capellán y del secretario, bajo las mazas pasó al Palacio del excelentísimo señor general, en cuyo salón principal asistió al solemne juramento que hizo su excelencia, y recibió el real acuerdo de guardar y hacer guardar la Constitución Política de la Monarquía Española, cuya lectura precedió este acto. Luego asistieron a la acción de gracias en la Catedral, y regresaron en claustro a la Universidad.

Claustro de Doctores del 8 de junio de 1820

Bajo la presidencia del rector se dio cuenta de un oficio del excelentísimo señor general con el correspondiente bando publicado que da lugar a la comunicación del virrey del 31 de mayo, previniendo de acuerdo el juramento de la Constitución, que su majestad tuvo a bien hacer el 9 de marzo, por lo que se aprobó por unanimidad prestar el juramento a la Constitución y de fidelidad al rey; haciéndolo a la Constitución el rector de Escuelas, y al rey los doctores a puerta abierta y estando los bedeles con las mazas en mano.

Al día siguiente a las once de la mañana se presentaron todos los ministros, dependientes y estudiantes en el salón general de la Universidad, en donde estaba su señoría el rector y el Claustro de Consiliarios, a efecto de presenciar y solemnizar el juramento que hicieron todos, previa lectura del texto constitucional.

Claustro de Doctores del 19 de junio de 1820

Presidido por el rector para tratar lo relativo a la construcción del tablado, en que se habían de recibir a las autoridades y corporaciones con motivo de la publicación de la Constitución. Acordaron que por no haber caudal alguno, se dispusiera de los cuatrocientos pesos que hay que imponer al capital redimido, por la casa de Tomás Villaseñor.

Claustro de Consiliarios del 6 de julio de 1820

Presidió el rector. Se informó que el día anterior concluyó el cuadrienio de la cátedra de Prima de Leyes, que servía en sustitución el doctor José María del Castillo, por lo que se acordó fijar los edictos convocatorios para la oposición respectiva.

Al concluirse el día 17 el término de los edictos, se presentaron como opositores los doctores José María del Castillo y Juan Nepomuceno Cumplido, y el bachiller Santos Vélez, por lo que se acordó separar los oficios para el vicepatrono real y al decano de la Facultad.

Claustro de Doctores del 19 de julio de 1820

Presidido por el rector, para dar licencia a los bachilleres José Ángel Reynoso y Rosalío Díaz, para que sustenten acto mayor de Jurisprudencia.

Enseguida manifestó su señoría que recibió una carta del mayor general Juan José de Alba, solicitándole que para mayor comodidad de la tropa, se le concediera la pieza en que están guardadas las maderas y otras cosas de la Iglesia, pero como no hay a donde enviarlas, se le sugirió el uso del corredor de los bajos, si lo tuviera a bien.

Claustro de Doctores del 13 de septiembre de 1820

Bajo la presidencia del rector, se dio cuenta de un oficio del virrey insertando un decreto real, para que en las cátedras de Leyes se explicara la Constitución Política de la Monarquía Española. Se vio otro oficio del vicepatrono real, con el nombramiento de catedrático sustituto de Prima de Leyes, al doctor José María del Castillo; y un oficio más de la Diputación Provincial de Guadalajara, en el cual participaba de su instalación hecha el día 12 del presente. Y finalmente se aprobaron las medidas para el cuidado del mobiliario de la Universidad.

Claustro de Doctores del 2 de octubre de 1820

Presidido por el rector, en virtud de haber fallecido el 30 de septiembre pasado el doctor Juan José Moreno, vicecancelario de la Universidad, debe nombrarse sustituto dentro del tercer día siguiente al deceso por votación secreta, de entre los tres eclesiásticos seculares, de los más beneméritos del gremio de doctores y proponerse al vicepatrono real, para que de ellos se nombre al vicecancelario

Efectuada la votación, el doctor José Ángel de la Sierra obtuvo doce votos, el doctor José María del Portillo diez, y los doctores Felipe Chavarino, Alejo de la Cueva y Roque Torrescano tres cada uno. Y se enviaron los resultados al vicepatrono real.

Claustro de Doctores del 8 de octubre de 1820

Bajo la presidencia del rector, se recibió oficio del virrey, en el cual insertaba una real orden que imponía graves penas a los que se resistieran jurar la Constitución. También se recibió otro oficio del vicepatrono real, acompañando los decretos de su majestad, uno que suprimía el Tribunal de la Inquisición, y el otro previniendo que se enseñara y se explicara la Constitución en las iglesias, parroquias, escuelas de primeras letras, universidades y colegios. Se acordó que a partir del 19 de octubre iniciara la lectura del texto constitucional a cargo del catedrático de Prima de Leyes.

El 9 de octubre a las cuatro de la tarde, formado el Claustro Pleno en el general, se dio posesión al doctor José Ángel de la Sierra de la dignidad y oficio de vicecancelario, previo juramento que hizo en manos del señor rector.

El 14 de octubre se dio posesión de la cátedra de Prima de Leyes en sustitución cuadrianual al doctor José María del Castillo.

Claustro de Doctores del 18 de octubre de 1820

Presidido por el rector, se señaló que el catedrático de Leyes ha de leer ya la Constitución Política de la Monarquía. Por un compromiso contraído anteriormente, su señoría se retiró y dejó en la presidencia al doctor Miguel Cerviño, como catedrático más antiguo. Luego se trató sobre el método para la impartición de las cátedras, se acordó seguir con el anterior, y finalmente se nombraron los catedráticos sustitutos.

Claustro de Consiliarios del 5 de diciembre de 1820

Lo presidió el rector y no se llegó a ningún acuerdo.

Claustro de Doctores del 5 de febrero de 1821

Presidido por el rector, para ver un oficio del secretario del Despacho de la Gubernatura de Ultramar, el cual pedía informes – entre otros–: del estado de los colegios, universidades, academias, bibliotecas y demás establecimientos científicos. Para cumplimentar el oficio se integró una comisión con los doctores José Ángel de la Sierra, Pedro Vélez, José María del Castillo, Juan de Dios Piñera y José María Portugal.

También se vio un oficio del tesorero síndico, por el cual solicitaba que se le admitiera al compromiso de misas celebrado por el Claustro por el fallecimiento de sus individuos, y se accedió a su petición. Por sus ocupaciones se retiró su señoría, quedando en la presidencia el reverendo padre Francisco Padilla, y se procedió enseguida a la revisión y aprobación de las cuentas del año anterior.

Claustro de Doctores del 22 de febrero de 1821

Presidido por el rector, para admitir las excusas de los doctores José Ángel de la Sierra y José María Portugal, para no participar en la comisión que se les asignó el pasado Claustro; en sus lugares se nombraron a los doctores Felipe de Jesús Chavarino y José María Cano.

La Conjura de la Profesa y sus consecuencias

Con el fin de evitar que se siguiera aplicando en todos sus efectos la Constitución de la Monarquía Española, desde noviembre del año anterior se venían reuniendo en los claustros del Oratorio de San Felipe –antigua Casa Profesa de los Jesuitas– de la Ciudad de México varias personas, como el oidor Miguel Bataller, el licenciado Juan José Espinosa de los Monteros y –entre otros– el canónigo Matías Monteagudo, quien vendría a ser el alma de lo que históricamente se le conoció como la Conjura de la Profesa, en la cual se fraguó la consumación de la independencia. Se eligió como líder y brazo armado del movimiento al teniente coronel Agustín de Iturbide y Arámburu, quien el 24 de febrero de 1821 proclamó en Iguala el Plan de las Tres Garantías, a saber: Religión Católica, Independencia de la Nación y Unión entre españoles y americanos.

El Plan de las Tres Garantías fue rechazado por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, quien el 14 de marzo inmediato puso fuera de la ley a Iturbide, quien fue ampliamente respaldado moral y económicamente por el obispo de Guadalajara Juan Cruz Ruiz de Cabañas, mientras el “General [José de la] Cruz guardó una actitud vacilante sin contraer compromisos”,34 quien luego pasó a la hostilidad al Plan de Iguala, por lo que los independentistas se empezaron a entender directamente con el brigadier Pedro Celestino Negrete.

Claustro de Doctores del 3 de marzo de 1821

Se reunió bajo la presidencia del rector para tratar los nuevos planes de estudios que se enviaban de España, y se acordó integrar un Claustro de catedráticos para darles cumplimiento, aunque con las limitaciones que implicaba la escasa bibliografía disponible.

Claustro de Consiliarios del 11 de marzo de 1821

Presidido por el rector. Se inició con la elección de viceconsiliario del doctor Rafael Murguía, en sustitución del doctor Juan María Vélez, quien salió de la ciudad, y también fungió como vicerrector, ya que el titular de la rectoría se retiraría por unos días para hacer oposición a una canonjía catedralicia.

Al día siguiente, en el Claustro de Consiliarios, se le recibió el juramento al doctor Rafael Murguía, y a petición del doctor Juan María Vélez se suspendió la oposición a la cátedra de Prima de Teología, lo cual se le concedió en consideración a sus méritos académicos.

Claustro de Doctores del 21 de marzo de 1821

Presidido por el rector, se dio cuenta de un oficio del excelentísimo jefe político superior, acompañando un ejemplar de la proclama dirigida por el virrey con motivo de las ocurrencias del sur de aquella provincia –el abrazo de Acatempan entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero– con el fin de que el Claustro contribuyera al convencimiento de las verdades. A lo que se acordó estar en la mejor disposición, para cumplimentarlo por cuantos medios le sea posible.

Sin embargo bastaron tres meses para que el Claustro Universitario abandonara definitivamente su adhesión a la monarquía española, en lo que contribuyó decisivamente el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas. No hay que perder de vista que la mayoría de los doctores eran clérigos, y más aún miembros del Cabildo de la Catedral.

Proclamación de la independencia de la Nueva Galicia

Y así llegó el 13 de junio de 1821:

A las diez de la mañana, mientras las campanas de los templos de Guadalajara eran echadas a vuelo y lanzados al aire millares de cohetes, en demostración de regocijo, porque a esa hora hacía su entrada en la ciudad la Virgen de Zapopan, Patrona de Aguas, que venía de su pueblo a pasar aquí su temporada veraniega, como lo hacía cada año; también en el vecino pueblo de San Pedro Tlaquepaque había repique general en los templos y ermitas del entorno; se hacían salvas de cohetes y las músicas y bandas de la División de Reserva hacían oír sus alegres dianas porque en esos momentos y sobre una mesa puesta a la sombra de un guayabo... todos los jefes y oficiales de la División firmaban secundando el Plan de Iguala y proclamando la independencia nacional, a la cual de hecho se hallaba ya unido el brigadier don Pedro Celestino Negrete, a quien los signatarios del documento dirigieron éste con una representación, tomando como lema y grito de guerra Independencia o muerte.35

En tanto, el último gobernante monárquico, el general José de la Cruz, huyó por Zapopan hacia Aguascalientes. Lo que redituó en que la independencia se consumara sin derramamiento de sangre, lo cual fue considerado por la sociedad de Guadalajara como un favor especial de Nuestra Señora de Zapopan, a la que más tarde proclamaron patrona y generala de armas.

Como autoridad quedó el señor Antonio Basilio Gutiérrez de Ulloa con carácter de intendente y jefe político superior, quien mandó citar a la una de la tarde de ese mismo día 13 de junio a la Diputación Provincial –de la cual era miembro el rector de la Universidad–, participándole la proclamación de la independencia y acordando recibir solemnemente al general Pedro Celestino Negrete, el cual hizo su entrada triunfal a Guadalajara a las seis de la tarde, entre una multitud entusiasmada que salió a aclamarlo.

Al día siguiente a las nueve de la mañana, acudió a la sala principal del ahora Palacio Nacional el Claustro Pleno bajo de mazas y presidido por el vicerrector –ya que el rector asistía como miembro de la Diputación Provincial– a prestar juramento a la independencia nacional, bajo el Plan de las Tres Garantías.

Claustro de Consiliarios del 15 de junio de 1821

Presidió el rector a cuatro consiliarios. Ante el fallecimiento del doctor Francisco Antonio de Velasco de la Vara, se declaró vacante la cátedra de Prima de Leyes y se mandaron fijar los edictos convocatorios para la oposición, y debido a las ausencias de los consiliarios Miguel Ramírez y Domingo Sánchez Reza –diputados a Cortes– se eligieron para sustituirlos a los doctores Alejo de la Cueva y Manuel Ramírez.

Claustro de Doctores del 21 de junio de 1821

Presidido por el rector. Se recibió un oficio del jefe político superior Pedro Celestino Negrete, en que se señalaba para solemnizar el juramento de la independencia los días 23, 24 y 25 del mes en curso, previniendo al Claustro para que ponga el tablado de estilo, en el mismo lugar que se puso para la jura de la Constitución. Se comisionó para tomar las medidas del caso al doctor José María Portugal y al tesorero síndico, y ante la falta de fondos se aportaría una borla de cada Facultad; además se admitió la oferta del doctor Tomás Blasco para presentar poemas.

El 23 de junio de 1821, a las nueve de la mañana, el Claustro Universitario asistió a la solemne misa de acción de gracias por la independencia, que se celebró en la Catedral. Y luego el Claustro de Consiliarios fue procesionalmente a los tablados de los Cabildos Secular y Eclesiástico y del Consulado, recibiendo en el propio el Claustro Pleno a las autoridades y a las corporaciones.

Claustro de Doctores del 17 de julio de 1821

Presidido por el rector. Se recibió un oficio del jefe político superior, acompañado de un bando, para que se sirva manifestar su patriotismo con la cantidad de dinero que tenga a bien señalar el Claustro, por lo que se nombró una comisión integrada por los doctores Huerta, Chavarino, Vélez y Portugal, con el fin de que examinaran el monto de la donación.

Y en sesión del Claustro de Consiliarios, de ese mismo día, se declaró concluido el término de los edictos para proveer la cátedra de Prima de Leyes, y se presentó como legítimo opositor el doctor Pedro Vélez, separándose los oficios de estilo para los miembros de la Junta.

Claustro de Doctores del 24 de julio de 1821

Presidido por el rector. Oída la comisión nombrada se informó que no había fondos disponibles y que el tesorero síndico había colectado algunas cantidades entre los universitarios. Se acordó contestar al jefe político Superior que si bien el Claustro deseaba contribuir con alguna cantidad, no le era posible por estar los catedráticos insolutos, en parte por el atraso de los capitales que proceden de las cajas de la Ciudad de México, sin embargo se enviaba un donativo particular.

Claustro de Consiliarios del 31 de julio de 1821

Bajo la presidencia del rector. Se rechazaron las peticiones de los bachilleres Juan José Romero y Miguel Molina para concursar a la oposición a la Cátedra de Prima de Leyes, por insuficiencia de pasantía.

Claustro de Doctores del 3 de agosto de 1821

Presidido por el rector. Se acordó lo conveniente en cuanto a los beneficios que han de devengarse, por los costos de los tablados hechos con fondos pertenecientes a las obras pías en calidad de reintegro, y con los beneficios de borlas. Este asunto se continuó tratando en el Claustro del 7 de agosto.

Claustro de Consiliarios del 13 de agosto de 1821

El señor rector solicitó por causas legítimas una licencia por dos meses, ya que tenía que ausentarse de la ciudad, por lo que se nombró vicerrector al doctor Diego Aranda.

Consumación de la independencia nacional (1821)

El 24 de agosto, el último virrey de la Nueva España, Juan O’Donojú, firmó los Tratados de Córdoba, por los cuales reconoció la independencia del imperio mexicano.

El 25 de agosto el Claustro recibió dos oficios del comandante general y jefe político superior, fechados el 11 y 18 de los corrientes, solicitando por el primero a petición del Ayuntamiento algún donativo para el alumbrado, y por el segundo que expresara si voluntariamente asistiría el Claustro al juramento que se pretendía hacer con aniversario anual a Nuestra Señora de Zapopan como Patrona de Armas de la Nueva Galicia. A lo que se acordó asistir a la jura patronal a celebrarse el próximo 15 de septiembre, y que el tesorero síndico viera lo que voluntariamente gustara aportar cada miembro del Claustro.

Claustro de Doctores del 25 de agosto de 1821

Presidido por el vicerrector. Citada la sesión a petición del catedrático de Cánones, para tratar la provisión de las cátedras y rentas de la Universidad, haciéndose presente la decadencia de éstas, en términos de adeudarse a los catedráticos más de diez mil pesos. Por lo que en virtud de lo cual la cátedra de Instituta no se proveería, dando aviso al jefe político.

El 1° de septiembre de 1821 se dio posesión de la cátedra de Prima de Leyes al doctor Pedro Vélez, suspendiéndose la provisión de la cátedra de Instituta –de la cual era titular–, por así decidirlo el Claustro Pleno.

Claustro de Doctores del 6 de septiembre de 1821

Presidido por el vicerrector. A propuesta del doctor Diego Aranda, se analizó la conveniencia de establecer una academia de Sociedad Política, y concluido el plan se remitiría al señor jefe político para su aprobación. Tras la discusión se acordó aprobar el proyecto tan benéfico al público como honorífico a la institución, nombrándose al mismo señor vicerrector, para que acompañado del doctor Felipe de Jesús Chavarino, lo propusiera a nombre del Claustro al jefe político, y captando su permiso y protección se procediera a su implementación.

Claustro de Doctores del 11 de septiembre de 1821

Presidido por el vicerrector, quien procedió a informar sobre el resultado de su comisión, expresando que el señor jefe político había recibido la propuesta con demostraciones de mucha complacencia, dándole las gracias por su patriotismo y ofreciéndole su protección. Por lo que se acordó adoptar el proyecto bajo la denominación de Academia Política, y que la formación de sus planes se entregaría a una comisión que quedó integrada por los doctores Toribio González, Mariano Mendiola, Felipe Chavarino, Pedro Vélez y José María Portugal.

Claustro de Consiliarios del 22 de septiembre de 1821

Se dio cuenta de la conclusión del término de los edictos convocatorios para la provisión de la sustitución de la cátedra de Prima de Teología; se presentó únicamente el doctor Juan María Vélez.

El final de una época

Si bien en lo que respecta a la Nueva Galicia –como ya quedó antes señalado– desde junio la independencia ya era una realidad, no fue sino hasta el 27 de septiembre de 1821, con la entrada de Agustín de Iturbide y del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, cuando se consumó definitivamente. De esta manera concluyeron los tres siglos de la época novohispana y las tres décadas de la Real Universidad de Guadalajara.


Referencias
  1. Iguíniz, La Antigua Universidad…, pp. 26-27 ↩︎

  2. Lucía Arévalo Vargas, “La imprenta en Jalisco”, El Despertador, periódico de la xii Feria Municipal del Libro de Guadalajara, núm. 3, época segunda, mayo de 1980, p. 6. ↩︎

  3. Iguíniz, La Antigua Universidad…, p. 28. ↩︎

  4. Luis del Refugio de Palacio, Recopilación de noticias y datos que se relacionan con la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Zapopan y con su Colegio y Santuario, tomo i, Guadalajara, Arzobispado de Guadalajara, 1942, pp. 296-297. El autor transcribe tres oficios relativos a la celebración de la patrona de la Universidad fechados el 20 de junio de 1793, el 6 de diciembre de 1794 y el 15 del anterior mes y año. ↩︎

  5. Ibid., pp. 296-298. ↩︎

  6. Iguíniz, La Antigua Universidad..., pp. 28-30. ↩︎

  7. “Expediente promovido por el Ilustre Ayuntamiento sobre la dotación de una escuela de primeras letras establecida en la Real Universidad. Año de 1798”, arug, Legajo núm. 466. ↩︎

  8. José Eucario López, “El Cabildo de Guadalajara…”, p. 185. ↩︎

  9. “Libro primero de Consiliarios, que comienza el día seis de noviembre de 1799”, arug. Es la fuente que se citará, siempre que haga referencia a las sesiones de dicho órgano de gobierno de la Universidad. Y mientras no se señale lo contrario se sobreentiende que es presidido por el rector. ↩︎

  10. José Eucario López, “El Cabildo de Guadalajara…”, p. 185. ↩︎

  11. Razo Zaragoza, Crónica de la Real y Literaria…, p. 76. ↩︎

  12. Luis Páez Brotchie, Jalisco. Historia Mínima. Guadalajara, Ayuntamiento de Guadalajara, 1985, p. 190. ↩︎

  13. “Libro segundo de Claustros de Doctores, que comienza el tres de abril de 1810”, arug. Es la fuente que se citará, siempre que haga referencia a las sesiones de dicho órgano máximo de gobierno universitario. ↩︎

  14. Luis Castillo Ledón, Hidalgo. La vida del héroe, México, Comisión Nacional de las Celebraciones del 175 aniversario de la Independencia Nacional y del 75 aniversario de la Revolución Mexicana, 1985, tomo ii, p. 4. ↩︎

  15. Jean Meyer, Hidalgo, México, Clío, 1996, pp. 36-37. ↩︎

  16. Juan E. Hernández y Dávalos, Historia de la Guerra de Independencia de México, tomo ii, México, Comisión Nacional de las Celebraciones del 175 aniversario de la Independencia Nacional y del 75 aniversario de la Revolución Mexicana, 1985, pp. 81-82. ↩︎

  17. Ramírez Flores, El Gobierno Insurgente…, p. 14. ↩︎

  18. Ibid., p. 167. ↩︎

  19. Agustín Rivera y Sanromán, Anales de la vida del Padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla, Guadalajara, Instituto Tecnológico de la Universidad de Guadalajara, 1954, pp. 58 -59. ↩︎

  20. Alberto Leduc et al. Diccionario de Geografía, Historia y Biografía mexicanas, cit. por Carmen Castañeda, “Una élite de Guadalajara…”, p. 52. ↩︎

  21. Amaya, op. cit., p. 90. ↩︎

  22. Ramírez Flores, El Gobierno Insurgente…, pp. 85- 86. ↩︎

  23. Hernández y Dávalos. Historia de la Guerra de Independencia…, p. 353. ↩︎

  24. bpej, Miscelánea, núm. 10-8. ↩︎

  25. Ramírez Flores, El Gobierno Insurgente..., p. 118. ↩︎

  26. Iguíniz, Catálogo bibliográfico de los doctores…, pp. 28-29. ↩︎

  27. Hernández y Dávalos, op. cit., pp. 258-259. ↩︎

  28. arug, en el acta de la sesión del Claustro de Doctores. ↩︎

  29. “Relación de las fiestas con que en la ciudad de Guadalajara, capital del Reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional se celebró la libertad y regreso de nuestro amado soberano el Señor Don Fernando VII a la capital de su dominios”, bpej, miscelánea 4-6, pp. 2-3. ↩︎

  30. José Eucario López, Bula Romana Ecclesia, México, Jus, 1964, pp. 25-37. ↩︎

  31. arug, Legajo núm. 508. ↩︎

  32. En el acta de la sesión del Claustro. ↩︎

  33. Texto de la excomunión, arug↩︎

  34. Pérez Verdía, Historia particular…, p. 166. ↩︎

  35. Luis M. Rivera, “Cómo se consumó la Independencia en la Nueva Galicia”, citado por José Ignacio Dávila Garibi, Apuntes para la Historia de la Iglesia…, pp. 340-341. ↩︎