Prólogo: La Universidad de Guadalajara, baluarte de la educación en Jalisco
Lilia Victoria Oliver Sánchez 1
El tomo cuarto de esta obra es el resultado de un laborioso trabajo de investigación y recopilación de datos y fuentes. En él se recoge el periodo más intenso de la historia de nuestra benemérita institución, que va de 1925 a 2017. Inicia precisamente cuando el entonces gobernador de Jalisco, el licenciado José Guadalupe Zuno Hernández, y un grupo destacado de mujeres y hombres, decidieron reinstaurar la Universidad de Guadalajara, a la que dotaron de una Ley Orgánica y un plan de estudios para la Escuela Preparatoria de Jalisco y para los primeros programas educativos que se impartirían: Jurisprudencia, Medicina, Farmacia, Ingeniería, Odontología y Comercio, con sus respectivas especialidades, así como los planes de las diversas carreras técnicas. Cabe señalar que desde sus inicios la institución pretendía inculcar valores para el buen comportamiento de sus estudiantes, de manera que en los primeros planes de estudio para el bachillerato se incluyó llevar, en quinto año, la materia de Moral, que años después se transformó en Ética.
Para los académicos del área de Historia que nos hemos dedicado a estudiar con detenimiento algunos de los sucesos y periodos más significativos de la vida de nuestra Casa de Estudio, esta obra es un importante apoyo para la localización y consulta de fuentes, así como una guía en la búsqueda de datos relevantes que permitan la confirmación o discusión de circunstancias, documentos, hechos y personajes que incidieron en la vida de la máxima institución educativa del estado y –a lo largo de un dilatado periodo–, la máxima institución educativa de todo el occidente del país. Además de transcribir las sesiones del Consejo Universitario celebradas a partir de 1925, y hasta 1989, en este trabajo se presenta la semblanza de los rectores, desde Enrique Díaz de León hasta Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla.
El periodo comprendido entre 1925 y 1934 es de suma importancia porque revela una serie de presiones y pugnas políticas, tanto internas como externas, que mantenían en constante inestabilidad a la máxima Casa de Estudio, al grado de que en 1931 el rector Saturnino Coronado Organista sólo se mantuvo en el cargo durante poco más de dos meses, y fue relevado por Enrique Díaz de León, quien por tercera ocasión ocupaba el puesto.
La relatoría consignada en este volumen permite seguir los avatares de la Universidad de Guadalajara, cuya posición ideológica –en voz de su rector, Enrique Díaz de León– tenía que ser de izquierda. Así lo expuso durante su intervención en el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos, celebrado en la Ciudad de México el 8 de septiembre de 1933. Tal pronunciamiento dio pie a la célebre polémica entre Vicente Lombardo Toledano y Antonio Caso. Derivado de ello, en Guadalajara se inició un conflicto estudiantil, en el que se enfrentaron los reformistas, agrupados en la Federación de Estudiantes de Jalisco, y los contrarreformistas, que formaron el Comité Pro-Laicismo. La situación obligó al gobernador Sebastián Allende a clausurar la Universidad, que volvió a ser restaurada por el mismo gobernador en febrero de 1934. Sin embargo, ocurrió una quinta clausura de la institución ese mismo año y se creó en su lugar la Dirección de Estudios Superiores del Estado de Jalisco. En ese contexto, se fundó la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente (feso), y de la Universidad de Guadalajara se desprendió un grupo que creó la Universidad Autónoma de Occidente, que después cambiaría su nombre a Universidad Autónoma de Guadalajara.
Es innegable que la participación estudiantil en la toma de decisiones en nuestra Alma Mater ha sido y decisiva en muchos casos, sin embargo, y debido a la incipiente organización que se gestaba con lentitud al interior de la institución, hasta enero de 1931 se aprobó la solicitud de la Federación de Estudiantes de Jalisco, para que un representante estudiantil fuera admitido en el Consejo Universitario. El número de representantes estudiantiles fue en aumento, pero de manera irregular. En septiembre de ese mismo año, el rector Saturnino Coronado Organista propuso que hubiera estudiantes dentro del Consejo Universitario, lo que fue aprobado, concediéndoles el derecho de voz pero sin voto.
En los años siguientes se formarían otras organizaciones estudiantiles, como la Federación de Estudiantes Revolucionarios de Jalisco, que sustituyó a la Federación de Estudiantes de Jalisco, la cual, luego de los conflictos de 1933, se convirtió en la Federación de Estudiantes Universitarios de Jalisco.
La quinta restauración de la Universidad de Guadalajara ocurrió en 1937, ante la urgente necesidad de impedir que la Universidad Autónoma se apropiara del histórico nombre de la Universidad de Guadalajara. Así, el Congreso de Jalisco aprobó la desaparición de la Dirección General de Estudios Superiores y se reestructuró la institución universitaria. No obstante, se había demolido el edificio que históricamente había sido su sede, ubicado junto al extemplo de Santo Tomás (hoy Biblioteca Iberoamericana), y ante la necesidad de contar con un inmueble apropiado, se le asignó el que estaba destinado a funcionar como Palacio Legislativo, al que se le conoce como Paraninfo Enrique Díaz de León.
A partir de entonces, la Universidad ya no fue clausurada y siguió su desarrollo y crecimiento, con muchos logros y también con algunos problemas financieros y serios conflictos políticos. En 1938 se creó la Federación de Profesores Universitarios; en 1940 se otorgó el primer doctorado honoris causa al médico español Isaac Costero; en 1947 se elaboró una nueva Ley Orgánica; en 1948 se fundó la Federación de Estudiantes de Guadalajara (feg) y desapareció el feso; ese mismo año se creó la Escuela de Arquitectura; en 1951 se inauguró el Instituto Tecnológico Universitario; al año siguiente, el gobernador Jesús González Gallo expidió una nueva Ley Orgánica; el 27 de noviembre de 1953, la feg estalló una huelga, lo que orilló al doctor José Barba Rubio a renunciar a la rectoría; en 1957 se fundó la Facultad de Filosofía y Letras; en 1972 se otorgaron los primeros doctorados honoris causa a miembros de la comunidad universitaria; lo recibieron José Guadalupe Zuno Hernández, Irene Robledo García y Constancio Hernández Alvirde; ese mismo año se recibió la visita del presidente chileno Salvador Allende, quien pronunció su célebre discurso; en 1975, fue asesinado Carlos Ramírez Ladewig, lo que generó una crisis universitaria y derivó en la renuncia del rector Rafael García de Quevedo; en 1978 se fundó el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Guadalajara (sutudeg), y en 1987 se realizó la primera Feria Internacional del Libro de Guadalajara, para convertirse en lo que es ahora, la feria del libro más importante en lengua española. Este rápido recuento, pero con mayor información está contenido en la primera parte del presente tomo.
La segunda parte de esta publicación abarca de 1989 a nuestros días, es decir, hasta 2017. En este periodo se establecieron las bases para la reforma universitaria, lo que provocó un conflicto entre la feg y la rectoría a cargo de Raúl Padilla López, que duró de 1989 a 1991; como uno de los más notables logros en esos tiempos, se creó la Red Universitaria de Jalisco, y se constituyeron los centros universitarios temáticos y regionales. El Congreso del Estado, en 1993, aprobó la nueva Ley Orgánica, que otorgó autonomía a la Universidad de Guadalajara al declarársele como un organismo público descentralizado del gobierno, con personalidad jurídica y patrimonio propios, así como con facultad para autogobernarse. Así empezó una nueva era para nuestra Casa de Estudio, que con su expansión y presencia en todas las regiones de Jalisco ha beneficiado a miles de jóvenes, a quienes ha ofrecido estudios en los niveles medio superior y superior, con lo cual ha cumplido con uno de los más nobles fines de la universidad pública, y ha contribuido también al desarrollo de ciudades medias y comunidades rurales.
Cabe destacar que a lo largo del periodo que abarca este tomo, la Universidad ha tenido el honor de recibir a destacados personajes, como el filósofo y político Vicente Lombardo Toledano, quien impartió un ciclo de conferencias en la Escuela Preparatoria de Jalisco en 1933, y al diplomático y filósofo jalisciense Antonio Gómez Robledo, en 1941, entre muchos otros.
Esta obra es, sin duda, un valioso documento para toda aquella persona que se interese en diversos aspectos de la rica historia de la benemérita institución, y una fuente de consulta para especialistas. El ilustrado obispo fray Antonio Alcalde, gran impulsor para que Guadalajara contara con una universidad a finales del siglo xviii, estaría orgulloso de su obra, por los beneficios que ha dado a los habitantes de la otrora Nueva Galicia, como era su propósito y su sueño.
Referencias
-
Es doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Historia por la Universidad de Guadalajara y ciesas, maestra en Sociología y licenciada en Historia por la Universidad de Guadalajara. En la actualidad en rectora del Centro Universitario de la Costa Sur, forma parte del Sistema Nacional de Investigadores y es profesora con perfil prodep. ↩︎