El 18 de noviembre de 1791, gracias a las aportaciones patrimoniales y gestiones de fray Antonio Alcalde y Barriga ante la Corona española, el rey Carlos IV otorgó la Cédula Real para la fundación de la Universidad en la capital del Reino de la Nueva Galicia. Así, una vez que se llevó a cabo el nombramiento del primer rector, José María Gómez y Villaseñor, y el concurso de oposición para elegir a sus primeros catedráticos, el 3 de noviembre de 1792 se realizó la inauguración de la Real Universidad de Guadalajara, con lo cual inició la historia de nuestra institución educativa.
En el contexto de su aniversario número 225, para nuestra Casa de Estudio constituye un motivo de satisfacción publicar la Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara. Esta obra es resultado del minucioso y comprometido trabajo de investigación que Juan Real Ledezma, académico de nuestra Alma Mater, comenzó hace más de treinta años. La magnitud de este esfuerzo, nunca antes emprendido, radica en el interés por articular los periodos históricos de esta institución y ofrecer una visión de conjunto.
Como elemento vivo que ha sabido responder a las necesidades de su tiempo, la Universidad ha sido un ente dinámico que se ha situado a la vanguardia de las aspiraciones de la sociedad jalisciense, pues ha formado parte de sus acontecimientos públicos y vicisitudes en cada una de las etapas de la historia. Ejemplo de ello es que nuestra institución ha estado presente en las tres grandes gestas del pueblo mexicano: la independencia, la reforma y la revolución.
Durante el periodo que transcurrió de 1791 a 1821 se establecieron las primeras facultades y se emitieron los primeros títulos universitarios. Con ello, la Real Universidad contribuyó al pensamiento y a las ciencias de la época, así como al progreso de la región, tal como lo evidencian los aportes de sus egresados, entre quienes destacan héroes de la independencia, ideólogos liberales, constitucionalistas, representantes ante las Cortes de Cádiz, gobernadores de Jalisco y presidentes de la república.
Las cuatro décadas que transcurrieron entre la declaración de independencia de México en 1821 y el fin de la Guerra de Reforma en 1861, fueron años de intensa pugna entre federalistas y centralistas, entre liberales y conservadores. Esto llevó a la institución a ser concebida algunas veces como Universidad Nacional de Guadalajara, otras como Instituto de Ciencias del Estado –fundado por el gobernador Prisciliano Sánchez–, otras simplemente como Universidad de Guadalajara, e incluso como Universidad Imperial de Guadalajara.
Entre 1861 y 1925 desapareció la denominación Universidad de Guadalajara y la enseñanza media y superior pasó a ser responsabilidad del gobierno de Jalisco. Durante poco más de dos décadas, esta labor fue conducida por el Instituto de Ciencias del Estado. No obstante, a partir de la reforma educativa de 1883, las escuelas de Medicina y Farmacia, Jurisprudencia, Ingeniería y los liceos para varones y señoritas realizaron actividades académicas de manera independiente.
Al término del movimiento armado de la revolución mexicana, el gobernador de Jalisco, José Guadalupe Zuno, se dio a la tarea de abrir las puertas de la Univer- sidad de Guadalajara, al integrar las instituciones de educación media superior y superior del estado que operaban de manera dispersa y desarticulada. De esta manera, el 12 de octubre de 1925 Enrique Díaz de León tomó posesión como el primer rector en esta nueva época y quedó de mani esto que la Universidad es producto del estado social emanado de la Constitución Política de 1917. Como parte de este periodo, y después de tres años durante los cuales la educación me- dia y superior estuvo a cargo de la Dirección de Estudios Superiores del Estado, Constancio Hernández Alvirde promovió la más reciente reapertura de la Universidad de Guadalajara, cuya ceremonia se realizó el 20 de noviembre de 1937 en el Paraninfo.
A lo largo de las siguientes décadas, la Universidad no estuvo exenta de las dinámicas, conflictos y movimientos sociales ocurridos en el contexto nacional, los cuales impactaron de distintas maneras el quehacer de la institución. No obstante, durante los años setenta y ochenta la matrícula educativa de la Universidad experimentó un amplio crecimiento, tal como sucedió en la mayoría de las instituciones públicas de educación superior del país.
A partir de 1989 la institución emprendió una profunda reforma académica y organizacional que culminó con una nueva Ley Orgánica, publicada el 15 de enero de 1994. Esta ley dio vida a la Red Universitaria, mediante la cual se consolidó la descentralización de los servicios educativos hacia todas las regiones de Jalisco; además, se fortaleció la investigación científica, se diversificó el posgrado y se extendió la difusión del arte y la cultura.
Si bien cada etapa de la Universidad de Guadalajara se distingue por características específicas, es posible identificar elementos de continuidad, permanencia e identidad a lo largo de su devenir, entre los que destacan los siguientes:
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El patrimonio arquitectónico de la Universidad se conforma por los recintos que se han integrado a la institución en sus distintos periodos. El primero de ellos, el Colegio de Santo Tomás de Aquino, cuya construcción comenzó en 1591 a cargo de los jesuitas, ha sido sede de la Real Universidad de Guadalajara, del Instituto de Ciencias y de la Universidad de Guadalajara en su etapa moderna. En la actualidad, el antiguo Templo de Santo Tomás alberga la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”.
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El Archivo Histórico de nuestra Casa de Estudio resguarda los fondos documentales de la Real Universidad, la Universidad Nacional, las instituciones de educación media superior y superior del estado, la Dirección de Estudios Superiores y la propia Universidad de Guadalajara.
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Tanto el proyecto educativo que comenzó en 1792, como el que se desplegó a partir de 1925, tuvieron como referente el modelo de escuelas y facultades de la Universidad de Salamanca. Entre los ordenamientos jurídicos de la Real Universidad se encontraban las Constituciones Apostólicas y Estatutos de la Muy Insigne Universidad de Salamanca (recopilados en 1620), así como el Plan General de Estudios dirigido a la Universidad de Salamanca por el Real y Supremo Consejo de Castilla de 1771. Por su parte, la Universidad de Salamanca fungió como madrina en la ceremonia del 12 de octubre de 1925. Fue hasta 1994 cuando la Universidad adoptó el modelo departamental.
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El vínculo histórico entre la Universidad y el Hospital Civil de Guadalajara ha permitido la dinámica de hospital-escuela por más de doscientos años. Al surgir en 1792 la Facultad de Medicina, el Hospital Real de San Miguel de Belén (hoy Hospital Civil de Guadalajara) se convirtió en institución hermana de la Universidad como campo clínico, al generar el trinomio de la docencia, la investigación médica y la asistencia.
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Desde 1792, los programas educativos de bachillerato, Derecho y Medicina se han impartido de manera ininterrumpida por las diferentes instituciones públicas que han formado parte de la historia de nuestra Casa de Estudio.
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La Universidad de Guadalajara es heredera de los distintos proyectos tanto de preservación y generación del conocimiento como de educación media superior y superior auspiciados por el Estado en esta región del país. Esto ha propiciado que el quehacer de la Universidad –que concibe a la educación como un bien público– se oriente por un principio de solidaridad social, además de procurar atender las demandas tecnológicas y del sector productivo.
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Nuestra Alma Mater se ha caracterizado por ser una institución que trabaja de cara a la sociedad. Si bien, durante el periodo colonial la estructura social y económica dificultaba que la población en general pudiera acceder a la Universidad, ésta tampoco exigía un requisito de casta; el costo de admisión era asequible y a ella podían ingresar peninsulares, criollos, mestizos e indígenas. Su carácter abierto se ha fortalecido a partir de 1925, con el propósito de que más jóvenes materialicen el derecho a la educación media superior y superior. De manera particular, la configuración de la Red Universitaria ha permitido extender la cobertura educativa a las distintas regiones de la entidad.
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Acorde con su función social y siendo partícipe de la dinámica universal, nuestra institución no ha circunscrito sus actividades a un único campo del saber, sino que ha abarcado prácticamente todas las disciplinas del conocimiento.
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Al haber surgido precisamente en el Siglo de las Luces, la Universidad se ha caracterizado por ser una institución de ideas avanzadas. A lo largo de la historia, las voces de los universitarios han dejado evidencia de la pluralidad del pensamiento de su tiempo.
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Tal como todas las universidades iberoamericanas y del mundo en los siglos xviii y xix, antes del triunfo y consolidación del Estado liberal, nuestra institución estuvo estrechamente vinculada con principios religiosos. En 1925 adquirió, de manera definitiva, su esencia laica.
Actualmente, la Universidad se integra por seis centros universitarios temáticos –ubicados en la Zona Metropolitana de Guadalajara–, nueve regionales –situados en las diferentes regiones del estado–, un Sistema de Universidad Virtual –que imparte programas en modalidad abierta apoyados por las tecnologías de la información– y un Sistema de Educación Media Superior –formado por 71 escuelas, 96 módulos y 7 extensiones–, con presencia en 109 de 125 municipios de Jalisco. Además, la institución cuenta con el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía y un importante subsistema de difusión cultural.
Mediante 26 programas de bachillerato y profesional medio, 6 de técnico superior universitario, 111 de licenciatura, 70 especialidades, 114 de maestría y 47 de doctorado, hoy la institución atiende a más de doscientos setenta mil estudiantes –ciento veinte mil en el nivel superior y ciento cincuenta mil en el nivel medio superior–, y trabaja con una visión internacional vinculada con las necesidades de su entorno.
Sin duda, el estado de Jalisco y la región occidente del país no pueden entenderse sin el papel estratégico que ha desempeñado la Universidad de Guadalajara en sus diferentes etapas durante más de doscientos años. La labor de nuestra institución ha sido fundamental en la formación de bachilleres, artistas, técnicos, profesionistas y líderes en la mayoría de las áreas del conocimiento, la realización y difusión de investigación científica que ha contribuido a la solución de problemas, así como la promoción de proyectos culturales de trascendencia internacional. Con todo ello, ha impulsado el desarrollo social, productivo y cultural de esta entidad federativa.
Expreso mi reconocimiento al autor, así como al equipo que ha hecho posible la edición de esta Enciclopedia…, la cual también estará disponible en línea para su libre consulta. Este trabajo confirma que la creación de las universidades representa uno de los acontecimientos sociales más importantes en la historia de la humanidad, al constituirse como espacios idóneos para el análisis crítico, la libertad de expresión, la inclusión, la generación de conocimiento, la cultura y el arte, la creatividad, la innovación, el emprendimiento y la transferencia de tecnología. Confío en que esta obra incentive la generación de nuevos estudios y perspectivas sobre la Universidad, además de fomentar el debate y la discusión académica sobre los desafíos de una institución pública que “Piensa y Trabaja”, tal como lo afirma su lema. A 225 años de su fundación, la Universidad de Guadalajara refrenda su compromiso con el artículo tercero constitucional de educación laica, gratuita y de calidad.
Rector General de la Universidad de Guadalajara
Periódo: 2013 - 2018